Los tontos útiles al servicio del poder
Las corridas de toros son uno de los temas que mantienen una división social, cultural y política en varias ciudades del país; sin embargo esta vez no voy a enfocarme en el sufrimiento del animal o los daños físicos que una espada, banderillas o un estoque le causan a un mamífero como el toro. Cientos de artículos científicos avalan la capacidad de sentir de estos animales, por lo que si alguien aún no está seguro de aquello, puede recurrir a los informes de AVATMA, la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y Maltrato Animal.
En esta ocasión quiero enfocarme en los irrisorios acontecimientos que envuelven la política ecuatoriana en torno al tema toros. A raíz de la posesión de Lenin Moreno como Presidente de la Republica, la minoría taurina ha encontrado una puerta por donde colarse nuevamente en la esfera pública. Las reuniones privadas con toreros, empresarios y hasta galleros han envalentonado a este sector de poderosos que estuvieron al margen hasta este nuevo escenario.
Este repentino cambio pro-tauromaquia ha consentido que Juan Sebastián Roldán, el taurino asesor de presidencia, en un debate público, se atreva a decir por ejemplo, que en un evento taurino privado no hay leyes que él deba cumplir. Por lo que no le ha importado permitir el ingreso de menores de edad a eventos violentos. Han vuelto a aparecer cadáveres políticos como Andrés Vera, y periodistas parcializadas como Janet Hinostroza en defensa de la tan preciada y perdida “libertad”. Y finalmente, otro año consecutivo se orquesta con bombos, platillos, y publicidad en pantallas gigantes, la corrida de toros en la Plaza Belmonte para este diciembre.
A más de eso, la marcha convocada por la Unión Nacional de Espectáculos Tradicionales del Ecuador (UNETE) y el Frente de Recuperación del Empleo que se ha visibilizado por casi todos los medios de comunicación, tiene como objetivo exponer “el impacto y deterioro que ha causado las últimas reformas” (La Hora, 2018) a lo que ellos manifiestan que son las “actividades tradicionales” de Quito. Además que sin miedo repiten el conocido mantra de “los empleos perdidos en Quito” o “el turismo perdido de la capital”, el cual en cada ocasión presenta cifras diferentes sin un sólo estudio que lo confirme ni respalde.
Definitivamente la marcha “Por el Trabajo y la Libertad” ha sido vista como un reclamo justo y ha reunido a diversos sectores, hoteleros, restaurantes, galleros, vendedores ambulantes, el señor de los sombreros, la doña de los caramelos, etc. Lo que la marcha no ha dicho, o los sectores supuestamente afectados no han pensado, es que todos los datos que les hacen repetir son falsos. Haciendo una sencilla revisión de los datos oficiales de Quito Turismo, a partir del año 2012 hasta el 2017 las cifras de ingresos en millones de dólares tienden al alza. De la misma forma, la entrada de turistas a Quito durante el mes de diciembre desde el 2012 ha sido superiores a las registradas en los años donde había corridas de toros, por mencionar algunos.
Sabemos que en este país las noticias que se escuchan no son siempre verdaderas sino las que logran mayor cobertura de medios y que traen importantes poderes como respaldo, y eso es lo que están haciendo. Defender un absurdo basado en mentiras y aprovechar la ingenuidad de los sectores que van a marchar por ellos en Quito. Los chagras, galleros, trabajadores ambulantes harán de tontos útiles del poder ya que “sus majestades de ascendencia española” no tienen que ensuciarse las botas de “cowbow”, pero si tienen peones a los que pueden pagar para que lo hagan. Al puro estilo de los terratenientes de antaño.
La derecha ecuatoriana vuelve con fuerza a tomarse espacios que creíamos estábamos a punto de superar. Adicionalmente, las corridas de toros jamás se han prohibido en ninguna ciudad del país. Los ingenuos hemos sido las organizaciones sociales que al agotar todas las vías legales tendremos que recurrir a otros medios para abolir de una vez por todas el maltrato animal. Invitamos a todas las personas que se sienten engañadas por este gobierno a expresar por todos los medios su descontento frente a esta repentina ola de defensa de las minorías taurinas, ultra conservadores. Sabemos que aparte del tinte político, esto encubre ganancias económicas, pero no para los comerciantes informales, la caramelera, el vendedor de sombreros, sino para los empresarios taurinos, para esos que en cualquier momento que lleguen a tener poder, le arrebatarían la mercancía a estos vendedores para que no “ensucien” las pulcras veredas de la capital. Finalmente, si es necesario volver a las calles y enfrentarnos a estos grupúsculos de torturadores, ¡No lo duden que ahí estaremos!