Apuntes para el desarrollo local de ciudades intermedias a raíz de la crisis sanitaria global
No es menester en la confección de estas líneas contextualizar el fenómeno de la crisis sanitaria global de manera minuciosa y precisa, mas partiendo de la premisa de que la humanidad se encuentra ante una incertidumbre que plantea el inicio de un nuevo orden mundial al colapsar el modelo económico hasta ahora hegemónico, claramente las sociedades se enfrentan a un proceso de cambio cultural, lo cual implica también oportunidades para reestructurar la ciudad dislocada y con alta inequidad espacial, siendo el caso de las ciudades intermedias especialmente favorable para la gestación de dicha transformación.
Los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) que no son otra cosa que la estructura ejecutora y operativa en el territorio, se ven forzados al manejo de la ciudad intermedia mediante mecanismos efectivos; esto sugiere que los municipios de este tipo de ciudades deberían gestar semi-estructuras barriales que bajo el esquema de redes socio-institucionales generen sinergias entre el Estado (regulador y ejecutor), las empresas y entidades privadas (inversores e innovadores) y las comunidades (beneficiarios, productores y agentes participativos).
La sectorización de la ciudad, con base en estudios de percepción y condicionantes físicos o históricos-identitarios territoriales, puede servir para varios aspectos: tanto para el manejo inmediato a escala barrial en situaciones de emergencia (reducción de riesgos), tanto para la capacitación y fortalecimiento del capital humano a fin de generar barrios resilientes; también es clave este esquema para establecer una estratificación del pago de servicios precisamente con base en la calidad y cantidad de servicios establecidos en las zonas o barrios, como se practica de cierta forma en otras ciudades del continente.
Otra importante función que sugiere el desarrollo de redes de cooperación barrial es el despegue de la economía circular como fuente de cohesión social, mecanismo de amortiguamiento del impacto del colapso liberal global, ya que con la fase de “decrecimiento” que se prevé por los cambios operados con motivo de la pandemia en los sectores productivos y especulativos, seguramente implica la ruptura de cadenas de suministros, ya que se trata del resultado del entramado del sistema mundial de comercio, finanzas y logística, por lo cual las metrópolis serán las más afectadas. El modelo de Bretton Woods agoniza –según D. Estulin- aunque los “Limites de la naturaleza” ya habían sido previstos hace cerca de medio siglo.
Una de las medidas en cuarentena tiene que ver con la identificación y evaluación de necesidades de los sectores vulnerables para dirigir y focalizar eficientemente los recursos de emergencia destinados a reducir el impacto socio-económico de la pandemia, así como para el manejo estadístico de los barrios, a través de recolección de datos de manera permanente, pero inicialmente a través de brigadas que determinen plenamente los kits y ayudas que requieren las familias y barrios de acuerdo a su nivel de vulnerabilidad.
Por otro lado, la política pública debiera centrarse en el proteccionismo a las PYMES con el fin de evitar su quiebra y el desempleo correspondiente que sucede; de ahí que la empresa privada puede jugar un papel interesante en la medida en que desarrolle programas de innovación social y productiva de escala próxima, a fin de que se logre cierta autonomía en cuanto a seguridad alimentaria y servicios de salud y educación (no necesariamente de tipo formal) a escala barrial.
Una de las claves para el mejor manejo de la pandemia al parecer está ligada con el carácter colectivista de las culturas orientales, en las cuales también el distanciamiento social ha sido manejado durante siglos y el bien común tiene mayor relevancia en el espacio público que en las culturas occidentales de corte individualista. El manejo de la asepsia evitando el uso de calzado en el espacio privado interior es otro punto muy a favor para evitar un mayor grado de exposición.
Con base en estas consideraciones, nada nuevo se ha planteado más de lo que ya ha sido notado en el informe UNESCO sobre el papel de la cultura urbana en la consolidación de la ciudad resiliente. La localización de los servicios administrativos propiciará a su vez lo que el COVID-19 ha condicionado y que se percibe como positivo: la recuperación del bienestar ambiental y por tanto, la valoración suprema de los servicios ambientales como elemento imprescindible del sector salud, en su transformación hacia una mirada integral y preventiva de su función, que paulatinamente debe ser co-gestionada con la esfera familiar comunitaria sin que deje de ser una atribución y obligación de la gobernabilidad.
Otro esquema inmediato que puede surtir efecto y dejar mella para nuevos derroteros es el mapeo de actores claves para la mitigación del contagio COVID-19, misma que puede generarse desde la gobernanza digital a través de aplicaciones que detecten a enfermeros, médicos, psicólogos, paramédicos, etc. en territorio y de esta manera planificar la localización de sus funciones. Esto desde luego requiere una importante reingeniería del sistema local de funcionamiento de los GAD, así como el fortalecimiento del capital social inherente a este modelo de gestión, lo que implica un reto enorme para estructuras tan poco flexibles como lo han demostrado ser los municipios cantonales.
El viraje a una nueva época que ha sufrido la humanidad en el año 2020 de manera abrupta nos deja entrever que el cambio climático no es un mito que no se debe mitigar o tratar, ya que llega por efecto de las actividades agresivas antrópicas, por un modelo de extractivismo, de fragmentación espacial por el flujo comercial fuera de borda al que fuimos arrinconados a través del desarrollo tecnológico. Hoy el modelo liberal ha colapsado y está por surgir otro que en parte depende de la reacción de los liderazgos políticos, del capital humano, social y territorial de una localidad, y de su capacidad resiliente ante los retos del futuro inmediato que nos ha tomado de sorpresa.