Educación superior ¿privilegio de pocxs?

NO AL RECORTE
Viernes 22 de Mayo de 2020

El cartel de Carondelet no ha saciado su hambre y sed contra el pueblo trabajador, con la imposición de políticas de guerra por parte de la clase que detenta el poder. El ex presidente de la Cámara de Comercio, representante de la burguesía quiteña, vocero del Fondo Monetario Internacional (FMI), hoy Ministro de Finanzas, a través del recorte inconstitucional del presupuesto de educación, quiere mantener a las hijas e hijos de los sectores populares sumidos en la ignorancia.

El pretendido recorte de USD 98.210.190,78 afectaría al sistema de educación superior público, impactando seriamente la capacidad presupuestaria de 32 universidades y escuelas politécnicas. En la Universidad Central del Ecuador la reducción planteada era de alrededor de 11 millones, lo cual afectaría tanto en actividades académicas y administrativas. Según documento oficial firmado por la secretaria  del consejo Universitario Paulina Armendariz “el último recorte presupuestario determina un severo déficit económico que imposibilita el inicio de actividades académicas, por el cual el Honorable Consejo Universitario, por su responsabilidad con la sociedad, mantiene la suspensión del proceso de matriculación estudiantil hasta cuando el gobierno enmiende este error y restituya el presupuesto”. 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alerta sobre las repercusiones que tendrán en cuanto al acceso y calidad de educación miles de estudiantes del Ecuador, así como en la vigencia de los derechos laborales de docentes y trabajadorxs de las universidades públicas. La desigualdad en el sistema de educación superior, será en función de las características sociales personales. De esta manera, es posible hablar de un "distanciamiento educativo" en función del nivel socioeconómico, es decir, de los estudiantes de los sectores rural, urbano – marginales.

La educación superior dejaría de ser un derecho para ser un objeto más que se oferta en el mercado universitario, dado que la elección en el sistema de educación superior se regirá por “las leyes del mercado”, privilegiando a las familias con mayores niveles económicos y socioculturales, mientras que las familias pobres tendrán que elegir entre la sobreexplotación y endeudarse toda una vida para soñar con poder consumir lo que era un derecho, la educación superior.

En las universidades donde estudian lxs hijx de quienes venden su fuerza de trabajo para sobrevivir el día a día, la calidad y dignidad no existe. El hacinamiento estudiantil, “los gallineros”,  aulas con bancas de metal oxidadas y pisos de tablas con madrigueras de ratas, las amanecidas haciendo fila de más de 500 personas por una  matrícula en la misma carrera profesional, los profesores vendiendo copias para pasar las notas, la impunidad para docentes acosadores, bibliotecas que funcionan como bodegas, se convierten en características principales de las instituciones públicas de educación superior.

Mientras que las universidades de los ricos son espacios de reproducción social, ideológica, cultural de las élites, para así perpetuar su linaje económico, social, cultural, político etc., con infraestructuras que se asemejan  a centros comerciales, en las cuales se ofertan profesiones en las que el pago de un semestre equivale a 10 semestres de una universidad pública.

Ante la desidia y la miseria lxs estudiantes y docentes de la Universidad Central del Ecuador o de la Escuela Politécnica Nacional en Quito, se manifiestan al realizar plantones por la defensa de la educación, exponiéndose al riesgo de contagio en la pandemia. Luchan no solo por la educación, sino en defensa de la vida.

 

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