La política de a perro de Yunda

de a perro
Martes 2 de Julio de 2019

Hasta el momento la alcaldía de Jorge Yunda, alias el Loro Homero, se ha caracterizado pública y mediáticamente por un hecho que apela a la sensibilidad de la ciudadanía y que pretende transmitir un aparente compromiso político del alcalde con la fauna urbana: “regalar perritos callejeros”. Y porqué usar él término “regalar”, precisamente porque no hay certeza de que las mascotas entregadas por Yunda a la Asamblea Nacional, empresas metropolitanas e instituciones municipales, personajes públicos como Richard Carapaz, entre otros, hayan sido parte de un proceso de adopción voluntaria apegada a parámetros que garanticen el adecuado cuidado de “los perritos”.

El hecho de entregar mascotas en adopción y el cuidado de la fauna urbana constituye uno de los principales recursos políticos que construyen la narrativa e identidad simbólico-política de Yunda. Esto se refleja hasta en las vallas publicitarias colocadas a lo largo de la ciudad bajo la consigna “Quito es mío”. Que según el alcalde metropolitano “no le han costado un solo centavo a la ciudad, son donaciones de empresas privadas”; sin embargo, la oligarquía capitalina que está detrás del financiamiento de dicha publicidad debe tener alguna intención que no es públicamente visible. Los elementos que componen la gráfica de las vallas con la consigna “Quito es mío”, son símbolos coloniales como la Virgen del Panecillo, la Catedral, la Iglesia de San Francisco, el monumento a la Mitad del Mundo y, de manera “casual” y muy sutil, también “El Zeus”, mascota del alcalde capitalino.

Los elementos en mención forman parte de una estrategia político-mediática que se articula a un discurso de aparente pluralidad, democracia, respeto a la diversidad, supuesta descentralización, entre otros aspectos que dispersan la atención de la ciudadanía, con un performance nunca antes visto en la capital. Sin embargo, cabe preguntarnos ¿Qué hay detrás del telón de la bien montada obra de “la política de a perro de Yunda”? Aún no hay certeza ni claridad de cuál es la visión de ciudad que pretende implementar la nueva administración municipal, el circulo político de Yunda presenta una pluralidad de actores que van desde quienes se definen de izquierda como Pablo Dávalos, el centro y la academia con Fernando Carrión, y la extrema derecha con el “ilustre” vicealcalde Santiago Guarderas y colaboradores como Santiago Gangotena.

Han pasado ya casi dos meses desde que Jorge Yunda asumió la alcaldía y hasta el momento, no hay una política clara para afrontar problemas urgentes y emergentes como la crisis en el manejo de residuos sólidos y recolección de basura en la ciudad, el sistema integrado de transporte y la revisión de la tarifa, la desinstitucionalización e inoperancia del aparataje municipal, la precaria situación de los Guagua Centros, el hundimiento de casas en el sector de Solanda, entre otros problemas que aún no tienen un horizonte claro de solución. Para este tipo de casos, no le van a alcanzar “los perros” para contentar a los afectados, porque somos millones, y la política “de a perro” no es una salida a problemas de carácter emergente.

Tampoco ha sido socializada una política de carácter programático y a largo plazo, una visión de ciudad sobre la movilidad, vivienda, trabajo y productividad, comercialización, política social, reapropiación del espacio público, descentralización y muchas otras dimensiones que se articulan para el manejo de la ciudad. El afamado Estatuto Autonómico se ha convertido en un proyecto para la participación de notables, de intelectuales y tecnócratas que suponen que desde la burbuja academicista se construyen soluciones para una ciudad heterogénea. La ciudadanía quedó en segundo plano, las asambleas populares, las organizaciones de la sociedad civil y los mecanismos de participación han sido obviados en la construcción de la ciudad.

La política “de a perro” de la nueva administración maquilla algunas otras problemáticas como por ejemplo la subordinación del papel de la mujer en la administración municipal, el 90% del buró de Yunda está compuesto por hombres. A esto se suman otros hechos: después de la condecoración a Richard Carapaz y a la selección masculina de fútbol sub 20, más de 4 concejales han solicitado de manera reiterativa que se condecore a la marchista ecuatoriana Glenda Morejón, a lo cual el alcalde ha hecho caso omiso.

Finalmente el alcalde pretende “subsanar” el carácter abiertamente machista de su administración llamando a un concurso público de selección de administradores zonales en el que da un 10% a las mujeres dentro de los parámetros de calificación, considerando que la aplicación de medidas de “discriminación positiva” le permitirán cambiar su accionar.  

Sin embargo, a pesar de todos los problemas mencionados, una vez más todos estos se encuentran camuflados tras la imagen de “El Zeus” y de acciones astutas y estratégicas como llevar las sesiones del Concejo Metropolitano al territorio con banda, bombos, platillos, fiestas y ferias institucionales. Si algo aprendió Yunda del correísmo es este tipo de estrategias: mientras el Mashi Rafael salía en las sabatinas realizadas en lugares públicos con el Segismundo y la Melibea, el Loro Homero sale con el Zeus en los Concejos Itinerantes a lo largo de la ciudad. Sin embargo, eso no basta para gobernar una ciudad, hace falta la implementación de programas adecuados de planificación que respondan a una visión  integral de ciudad.

 

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