Medioactivismo y acción colectiva
Las redes sociales y los medios digitales se han consolidado como un importante escenario de disputa político-ideológica en la actualidad, no solamente en Ecuador y en la región sino a escala global. Frente a la hegemonía de la clase dominante sobre los medios de comunicación tradicionales entendidos como dispositivos que interpelan y construyen sujetos a través de la ideología (Althusser 1976), las plataformas digitales han sido aprovechadas como herramientas para cuestionar tanto el discurso dominante como las prácticas y relaciones desiguales que sustentan estas formaciones ideológicas. Sin embargo, no se descarta que las redes sociales sigan generando formas y estructuras de producción y reproducción de información que subordinan a las clases populares.
El empoderamiento y reapropiación de las redes sociales como canales de comunicación de diferentes actores colectivos y sectores populares diversos debe ser entendido en articulación con manifestaciones y expresiones de acción colectiva, organización y movilización. La disputa en el plano de lo simbólico pierde fuerza sino se construyen experiencias prácticas de resistencia que se fortalecen con la lucha ideológica a través de la comunicación. Es así que el medioactivismo promueve no solamente la construcción de experiencias comunicacionales “alternativas” – término en permanente debate- a través de la acción colectiva y de la generación de espacios de unidad y articulación de actores heterogéneos fragmentados por diversas condiciones. Es decir, el medioactivismo no se reduce a aprovechar las redes sociales para comunicar aquello que no se visibiliza en los canales convencionales de comunicación que están al servicio de un discurso determinado, sino que promueve la construcción colectiva de procesos organizativos y de movilización a través de la unidad de trabajadores, campesinos, estudiantes, mujeres, disidencias sexuales, jóvenes, diversidades étnicas, artistas, y un sinnúmero más de actores que lo asumen como un espacio de encuentro y unidad, así como una herramienta de disputa cultural.
Experiencias latinoamericanas como la de Midia Ninja en Brasil, Emergentes, la Garganta Poderosa, Revista Cítrica en Argentina, Facción a nivel regional, entre otras evidencian la importancia de articular la comunicación popular y el activismo en redes sociales con procesos organizativos de base. La relación que se genera entre la acción colectiva y la “militancia digital” aporta a romper con la construcción de una falsa conciencia desapegada de la realidad material (Marx, 1974) y ayuda a reconectar las formaciones ideológicas con las experiencias concretas de la vida cotidiana (Ricouer 1986). En ese sentido, el medioactivismo apela a reconocer la existencia de problemas y relaciones de carácter material, experiencias cotidianas de desigualdad, explotación, discriminación, dominación y la forma en cómo estas de reflejan en formaciones ideológicas. Mientras el discurso dominante a través de los medios de comunicación pretende invisibilizar las problemáticas de sectores subordinados generando representaciones falsas, fantasmagóricas, de la conciencia (Marx, 1974), el medioactivismo apela a empoderarnos de las herramientas generadas por el propio desarrollo del capitalismo y la globalización para evidenciar realidades silenciadas y construir procesos de acción conjunta frente a las condiciones anteriormente señaladas.
Midia Ninja por ejemplo, ha demostrado la capacidad de articular las luchas históricas de los trabajadores y campesinos en Brasil con las experiencias de los denominados “nuevos movimientos sociales”, así como con disputas locales que se aglutinan a demandas nacionales. Es así que las luchas y reivindicaciones de los colectivos LGBTI, agrupaciones de mujeres, organizaciones territoriales de las favelas, ente otras expresiones, se suman a las demandas de otros movimientos sociales. Por esta razón, el ejercicio del medioactivismo evidencia la importancia de fortalecer agendas políticas de acción colectiva que integran tanto las luchas de reconocimiento cuanto las luchas de redistribución, lo cual fortalece procesos organizativos que cuestionan no solamente las matrices materiales de relacionamiento sino también las formaciones ideológicas y simbólicas dominantes.
Las redes sociales o bien se constituyen en un mecanismo más de alineación cultural o las adaptamos para la disputa ideológica-cultural. Sin embargo, el hecho de postear un comentario llamativo o de corte crítico, político o intelectual, si bien podría motivar cierta reflexión, resulta insuficiente si no se articula con expresiones organizativas diversas. La esencia del medioactivismo no radica en la capacidad de utilizar las plataformas digitales para publicar y difundir contenidos, ya que estos pueden resultar vacíos o desatinados si no son empleados para fortalecer nuestras formas de movilización, organización y acción colectiva. El medioactivismo por ende, se centra en cuestionar el papel de la comunicación como forma de dominación para entenderla y construirla como mecanismo de empoderamiento colectivo. El reto de las plataformas digitales que ahora surgen desde la izquierda en Ecuador es repensar la “militancia digital” y su papel en la construcción de herramientas de fortalecimiento organizativo.
Bibliografía.
Althusser, Louis (1976). “Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado”. En Louis Althusser Posiciones, Grijalbo, México, pp. 75 – 139
Marx y Engels. Ideología Alemana. Marx, Karl (1974). La Ideología Alemana, Ediciones Grijalva, Barcelona, Capítulo 1. pp. 39-55
Ricoeur, Paul (1986). Lectures on Ideology and Utopia, New York, Columbia University Press, “Marx: The German Ideology (1) y (2)”, pp. 68-103