Patologías del neoliberalismo: la mentira y el miedo como estrategia
Ferrero y Pérez (2013) plantean que “La mentira patológica es un cuadro patológico caracterizado por la continua fabricación de falsedades, desproporcionadas con cualquier ventaja que se pudiera obtener y que pueden llegar a constituir un complejo engaño organizado”.
El régimen neoliberal desarrolla un comportamiento sociopático, situando que una de sus manifestaciones es el uso frecuente de la falsedad y el engaño -elementos constitutivos de la mentira. Donde “prevalece el desorden y el carácter compulsivo en la creación de historias fantásticas y carentes de veracidad” (Díaz, S: 2019). Por tanto, el sistema social neoliberal basa su credibilidad y naturalización en mentiras que van configurando la ilusión de ser la única forma de vida a la que debemos aspirar todos.
La estrategia discursiva, el relato o la narrativa utilizada por el poder gubernamental neoliberal en el país, legitima el proceso de desmantelamiento de las instituciones del Estado, la privatización de las áreas estratégicas y la protección a la clase empresarial-burguesa. La mentira sostenida por los medios de comunicación privados, oculta esa cruel despreocupación por los demás -hablo de millones de ecuatorianos-. Al tiempo que evidencia que una sociedad de clases, como el neoliberalismo, lejos de reorganizarse por mejores condiciones de vida, se reedita en formas asimétricas que extreman la polarización social entre pobres, ricos y menos ricos, manifiesta por resentimientos, racismos y todo mecanismo de exclusión.
Lo vivido en los últimos meses, agudiza el carácter patológico de las mentiras manifiestas en el discurso gubernamental y de las élites empresariales. Dos de las más recientes mentiras de estos actores de la trama neoliberal: 1. El Ministro de Producción declara que hay que fortalecer a la empresa privada para que acoja a 5,5 millones de personas que se encuentran en el desempleo y subempleo. Al parecer la memoria selectiva hizo que este representante del poder gubernamental, olvide que es la Ley de Apoyo Humanitario, propuesta por el Gobierno Nacional y aprobada por la Asamblea Nacional, es la que provocó y sigue ocasionando el despido perverso de trabajadores por parte de las empresas. 2. Cuando el señor Presidente de la República, dice que es de buena fe vacunar selectivamente a cierta población, hecho que demuestra lo que sostenemos en uno de los párrafos anteriores, la protección de las élites como principio gubernamental.
Como estas alocuciones, existen muchas. Se puede observar cómo otras mentiras se van construyendo en el proceso electoral para desprestigiar a un candidato, hecho que nos coloca en un sistema regional patológicamente mentiroso. Recordemos las mentiras de la OEA en el proceso electoral de Bolivia y la tragedia que éste provocó. Hoy en un similar proceso electoral, la supuesta documentación traída personalmente de Colombia –famosa en crear falsos positivos-, sobre el falso apoyo del ELN a este mismo candidato.
Esta estrategia está acompañada de una marcada predisposición para culpar a los demás y racionalizar la conducta, es decir la mentira y la búsqueda de chivos expiatorios es común en la patología del neoliberalismo. No es gratuito el retorno al discurso del miedo al comunismo de la Guerra Fría, reeditado por Trump, y secundado por las elites burguesas. Este mismo discurso ahora asociado a la narrativa de la corrupción, el narcotráfico, que los coligan particularmente a sectores de la izquierda. Es decir, una mezcla de todos los monstruos creados por el mismo neoliberalismo.
Cuando la mentira se asocia al poder político gubernamental, y se urde con la finalidad de obtener beneficio, nos muestra que ese sistema social es manipulador. Por ejemplo, las víctimas de violencia política y económica, son transformadas en seres malignos que buscaban alterar el orden natural de ese sistema social. Trasladar la culpa de los contagios a los médicos, y a la gente que intenta sobrevivir en el espacio público, es un ejemplo de ello.
Para cerrar sobre la mentira patológica del régimen neoliberal, el presidente Lenin Moreno en algunas de sus intervenciones dijo: “Dejaremos al próximo gobierno un mejor país del que recibimos. Han sido mis mejores momentos. Cumplí un objetivo en la vida: ayudar a los demás (…) la obra no le sirve a la gente a excepción de las carreteras. Eso si se hizo bien. Las demás obras tenían sobreprecios y corrupción”, refiriéndose al gobierno anterior.
Crear un enemigo para culpabilizarlo, se vuelve el complemento para cimentar la mentira y el miedo. Ese enemigo es asociado a las angustias que circulan en las sociedades de corte neoliberal: hablar de la pobreza, del despojo, el desempleo como algo extraño a nuestra vida real, se vuelve imperativo. Hablar de este monstruo que nos va a empobrecer, que nos despojará del esfuerzo de nuestro trabajo, que nos va a meter la mano al bolsillo, es recurrente en el relato del poder gubernamental, de las elites y sus medios. Un meme que circuló en las redes ironiza lo que afirmo, este más o menos decía: "37,6% de pobreza, más de un millón de personas despedidas o sin empleo, 40000 muertos en el país, pero tranquilos, no somos Venezuela".