Reinventar la estrategia contra la impunidad y el sicariato de Estado (Parte II)
La impunidad mata
Los actos de abuso de poder por parte de las autoridades que se encuentran desarrollando en Chile parecen ser órdenes cumplidas a cabalidad e incluso con entusiasmo por el gobierno de turno y los órganos represivos del Estado. La represión resulta ser sistemática en uno de los países en el cual se enalteció con mayor vehemencia la presunta containsurgencia en contra del comunismo, usándolo como chivo expiatorio para reprimir y violentar a gusto propio. El Cuerpo de Carabineros de Chile parecía haberse ido librando de su oscura imagen del pasado -ganada a pulso durante el golpe y gobierno de Pinochet-. La condena al General Contreras y luego el paso a la democracia tutelada le daban cierta aura de profesionalismo, eficiencia y respeto a los derechos humanos a las fuerzas del orden. Al menos así se presentaban y así son presentades. Toda esta imagen resultó -una vez más- en un show mediático. Hoy -después de 12 semanas de movilizaciones en Chile- carabineros vuelve a recuperar en su totalidad su tenebrosa imagen de brutalidad que tanto los caracterizaba en el pasado.
Este proceso de recuperación de la verdadera imagen de carabineros se inicia durante los años de represión contra el movimiento Mapuche -acusado de terrorista- y culmina en su expresión en las últimas 12 semanas, durante las cuales la eficiente y macabra mutilación de los ojos de 352 personas; la violación de jóvenes, mujeres y hombres; el uso de sustancias tóxicas en el agua de los guanacos; les 24 muertes, 3.500 herides, 9.000 detenides y denuncias de desapariciones aún no parecen terminar.
Para que esta represión tenga éxito, termina por ser necesario un mando claro y firme que ordene expresamente el actual nivel de violencia. Las transgresiones no resultan ser casos aislados ni excepciones, sino que son órdenes explícitas cumplidas por una fuerza entrenada para actuar en contra de la población civil, como si se tratase de una fuerza de ocupación.
Una violación es un crimen que puede llegar a ser el resultado de un desquiciado o un grupo de desquiciados educados por el patriarcado. El uso sistemático de las violaciones por parte de los carabineros -como actualmente ocurre en Chile- es una orden proveniente de la jerarquía policial y ejecutada ampliamente. Repito: estos no son hechos aislados, sino más bien una práctica sistémica.
Una mutilación ocular producto de un disparo de perdigón resulta ser un hecho grave pero que puede ser el producto de un accidente, el cual seria punible una vez encontrado y juzgado le autore. Trescientes cincuenta y dos mutilades de la vista son el resultado de una clara decisión del General y del Comandante en Jefe, es decir del Presidente de la República. Cualquier otra explicación o intento de justificación resultaría en una falacia. Todos estos hechos terminan siendo órdenes y no accidentes.
El entrenamiento de las fuerzas represivas del Estado en Chile se da en el mismo territorio, además de en los EEUU, y en gran medida con la capacitación y el ejemplo de las fuerzas internas de Israel, que llevan años efectuando operaciones armadas en contra de palestines desarmades, en la más absoluta impunidad. Una conclusión posible a estas lógicas residiría en que la problemática que envuelve a estas estrategias se enfoca en la construcción de la impunidad como práctica.
Los cuerpos policiales y militares pasan de ser instituciones apegadas a la ciudadanía y la Constitución a ser el “sicariato de Estado”, como bien lo llama una queridísima compañera. En otras palabras, estos grupos son remunerados para reprimir e incluso acabar con la vida de su propio pueblo. Colombia -con les falses positives y el asesinato sistemático de dirigentes sociales- termina por ser el ejemplo más evidente en la historia reciente de América Latina, aunque este lamentablemente no sea el único.
La estrategia se replica -con mayor o menor grado de violencia- en Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Chile, Perú, Uruguay y -seguro que con el gobierno que vendrá, también en- Paraguay.
Solamente en Bolivia, Chile y Ecuador los ciudadanes muertes en defensa de sus ideas y de la democracia suman 54. Son 54 seres humanos que golpean nuestras conciencias, les cuales terminaron dando su vida por un mundo mejor.
La renovación de la impunidad -que es garantizada actualmente por Donald Trump-, el rol de las embajadas estadounidenses, el abastecimiento del Estado con armamento para conflictos internos, el blindaje al poder judicial por parte de los medios de comunicación del poder oligárquico: todo estos son sustanciales en esta nueva ofensiva.
Fuente fotográfica:
www.ciperchile.cl