Violencia o autodefensa, ¿qué dicen los feminismos?
Viernes 16 de agosto, Ciudad de México, miles de mujeres se convocaron en la Glorieta Insurgentes contra los casos de violación y abuso de la Policía Federal Mexicana ocurridos entre los meses de julio y agosto, por no mencionar las alarmantes cifras de violencia contra las mujeres que vive el país: 5 feminicidios (muertes dolosas a mujeres) y más de 50 violaciones al día. La rabia acumulada desembocó en varias acciones de calle, bloqueos, pintas, destrozos y enfrentamientos con la policía. Inmediatamente los medios de comunicación sobredimensionaron los hechos, posicionando en el sentido común la “violencia” como el principal motivo de la movilización, comparando tendenciosamente a los feminismos con una “ideología extremista” que busca destruir a la sociedad y en especial a los hombres.
Bajo la racionalidad patriarcal, sobre la que se sostiene el sentido común de la sociedad contemporánea, cualquier acto legítimo de defensa es tipificado de terrorista o violento por el simple hecho de que el monopolio de la fuerza se encuentra concentrado en el Estado, herramienta máxima de la clase dominante. Por lo tanto, vale aclarar, pese a que las corrientes liberales y pequeño burguesas existentes en los feminismos no lo consideren, la lucha de clases existe y se manifiesta en episodios que requieren del uso y la medición de fuerzas en la calle. Es decir, los feminismos, no están deslindados del conflicto de clases, pese a que algunos sectores así lo pregonen.
No es la primera vez, ni será la última, que en los feminismos se abra el debate en torno a la violencia o la autodefensa, desde el plano conceptual al táctico. Quienes nos reconocemos en las diferentes tradiciones de clase del feminismo, desde el marxismo, el anarquismo plataformista, hasta las expresiones más vanguardistas actuales como el Movimiento de Mujeres del Kurdistán, afirmamos la necesidad de la autodefensa como una práctica colectiva y socialmente sostenida, más no como el ejercicio privilegiado de minorías pequeño burguesas ilustradas.
Diferenciamos la categoría violencia de la autodefensa por el carácter político y reivindicativo de la segunda, no nos defendemos de la violencia contra revolucionaria con la violencia revolucionaria, sino mediante la autodefensa, ejercicio no reducido al ámbito militar – una racionalidad violenta por si misma – que contempla la creación de un sistema que funcione como contrapeso a la naturaleza violenta del Estado y sus instituciones. La autodefensa es el poder popular, es el disputar territorialmente, así como en el plano cultural, económico y comunicacional, el poder de la modernidad capitalista.
Hablar de autodefensa requiere entender la necesidad de la conciencia y la organización socialmente sostenidas e implantadas en el pueblo, en sus instituciones y prácticas cotidianas. Los feminismos simplemente no pueden rehuir a este debate.