Lo saben, y aun así lo hacen: la moral capitalista y el genocidio palestino
“Sin temor, el imperio es un tigre de papel”
La situación en Gaza es una herida abierta en la conciencia global. Hablo de conciencia global porque estamos presenciando un genocidio en vivo, sin embargo, los representantes de los Estados capitalistas coloniales del mundo deciden hacer de la vista gorda al conflicto. Pero no es sorpresa, son abiertamente cínicos, un síntoma de la decrépita moral burguesa.
A día doy la crisis humanitaria en Gaza es innegable, y se caracteriza por condiciones sumamente extremas comparables solo con periodos históricos como el holocausto judío por parte de los nazis alemanes en la SGM. Este genocidio que se desarrolla a la vista de todo el mundo revela la hipocresía de las potencias occidentales, y concretamente, la hipocresía y podredumbre de la moral capitalista. Gracias a la era de la difusión somos testigos de la brutalidad y sadismo de las Fuerzas de Ocupación de Israel (IOF), acompañado de un perturbador cinismo. Digno de una podredumbre moral.
Entendiendo el cinismo como la "condición del hombre que se caracteriza por el franco desprecio de las normas de la moral" (Rossental y Iudin). El cinismo es una característica integral de la moral capitalista, que permite y fomenta estas atrocidades contra el pueblo palestino. Cuestionar las atrocidades contra la vida que produce el capitalismo, es cuestionar el ciclo del capital y su permanente demanda por acumulación. Por lo tanto, cuestionar el cinismo con el que las potencias coloniales ven a Palestina sería cuestionar la totalidad del modo de producción capitalista. En este enclave es donde entra el cinismo, pues es la herramienta para que este monstruo -el capitalismo- que nació “chorreando sangre y lodo por todos los poros (Marx)” pueda ser perpetuado por medio de masacres permanentes en nombre de los demoniacos intereses económicos que permean la consciencia social burguesa.
Es decir, los gobiernos de Francia, Alemania, Estados Unidos, Canadá, y más, catalogados como potencias occidentales, saben en su totalidad que el Estado sionista de Israel comete genocidio, y sin una pizca de honor o dignidad, defienden y apoyan al proyecto colonial y sanguinario del sionismo. Estos Estados socialdemócratas y capitalistas defienden al ilegítimo Estado de Israel, pues este no es más que un satélite de los intereses imperiales en Medio Oriente. A la luz del análisis de la economía política, el Estado de Israel es la herramienta de Occidente para por medio de la colonización: 1. dar paso a la construcción del canal de Ben Gurión[1] conjunto al indiscutible apoyo a, 2. la construcción del sionismo en territorio palestino. Por ello, esperar una respuesta de parte de los regímenes socialdemócratas es ILUSO. La moral socialdemócrata es la moral capitalista. Véase como ejemplo la Guerra Civil Española, las potencias socialdemócratas no apoyaron a España mientras era destruida por el avance del fascismo[2].
Por lo anterior mencionado, la guerra entre Palestina e Israel no es un simple conflicto territorial o religioso; es una manifestación de colonialismo, de poder imperial, de brutalidad despiadada avalada por una moral burguesa que “prioriza la acumulación de capital sobre las necesidades humanas” (Kirov). Esta concepción de la moral que se asienta en los intereses del capital, da como resultado las grotescas e insensibles expresiones de las potencias occidentales frente al genocidio de Gaza. Los crímenes de Israel contra Gaza son el "revelamiento de una verdad insoportable" con la que es preciso "aprender a vivir" (Žižek). La verdad que se ha develado no es más que la moral capitalista mostrando su verdadero rostro, el de la deshumanización. Por ello, el mundo de los derechos liberales y las democracias de papel se niega a intervenir en el conflicto, a pesar la masacre del pueblo palestino frente a los ojos de los gobiernos socialdemócratas. Sabiendo lo que significa un genocidio, lo desconocen. Sabiendo que la sangre de miles de niños corre por sus manos, la ignoran. Cinismo.
A pesar de la abrumadora evidencia científica y documental que señala las atrocidades cometidas en Gaza por parte de Israel, las potencias permanecen inertes, y así permanecerán. Las respuestas de Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia, etc. son la inútil retórica de la apelación al respeto de los Derechos Humanos. Tómese como evidencia histórica el hecho que las naciones socialdemócratas del siglo pasado permitieron el avance del fascismo[3]. Esta inacción no es casualidad, sino es producto del cinismo estructural de la moral capitalista que a día de hoy se expresa en ideología neoliberal, de carácter predatorio que subsume la misma moral capitalista y la arrastra a las zonas más oscuras de la consciencia humana. Véase como ejemplo los cientos de desaparecidos, torturados, exiliados, asesinados y perseguidos durante la aplicación del Plan Cóndor en América Latina por parte de EEUU[4].
Sloterdijk caracterizaba esta conciencia cínica del mundo capitalista de la siguiente forma:
Es una conciencia modernizada y desgraciada, aquella en la que la Ilustración ha trabajado al mismo tiempo con éxito y en vano. En buena posición y miserable tiempo, esta conciencia ya no se siente afectada por ninguna otra crítica de la ideología, su falsedad está reflexivamente amortiguada.
Esta descripción encaja perfectamente con la actitud de los diferentes gobiernos pro imperialistas, que, a pesar de conocer las consecuencias sangrientas del proyecto colonial sionista, y de (re)conocer el potente peligro del fascismo israelí, continúan apoyando el exterminio del pueblo palestino en favor de los intereses económicos imperialistas. Es decir, ellos saben lo que hacen, ellos saben que cometen genocidio, ellos son cínicos, siempre lo han sido y siempre lo serán.
“El cinismo no se encuentra exento ni de fetichismo ni de alienación” (Roggerone). Esta alienación se hace presente en la capacidad que han tenido las élites a lo largo de la historia para ejecutar las atrocidades más salvajes en nombre del status quo, pues ellos reconocen su lugar en la lucha de clases. La moral capitalista no reconoce la humanidad de los palestinos, por eso altos mandos de la cúpula sionista, como Yoav Gallant, se refiere a los palestinos como “animales”[5]. No es coincidencia la promoción de estereotipos racistas contra el pueblo árabe por parte del mundo occidental[6].
La moral capitalista ve al pueblo palestino como obstáculo en la expansión del poder del proyecto sionista. Como argumenta Roggerone, “cuando la burguesía evalúa los desastres que ella misma crea, ignora las necesidades humanas y se centra en lo único que importa para el sistema: el sostenimiento de la acumulación”. Para la moral de la burguesía, las necesidades humanas solo “son políticamente relevantes si son instrumentalizables para el sostenimiento de su dominio” (EDM).
En contraste a la decadente moral capitalista:
[L]a moral comunista[7] se basa en la solidaridad de clase, el internacionalismo y el colectivismo. La moral comunista constituye el grado más alto del programa moral de la humanidad, representando la subversión del presente y el porvenir. La moral comunista tiene su base histórica y teórica en la concepción del mundo y en la moral de la clase obrera, que ha hecho suyas, también, las sencillas y elevadas normas morales de las clases avanzadas del pasado (Rossental y Iudin).
En este contexto, solo la unificación de todos los pueblos del mundo guiada por la consciencia clasista y la moral revolucionaria se puede “poner por delante las necesidades humanas universales” (EDM), y eso significa, reconocer la necesidad de la liberación colonial como una necesidad humana, universal y material.
Por ello, la respuesta de los comunistas al genocidio en Gaza no es de indiferencia ni de complicidad como las respuestas de los países imperialistas y de toda la burguesía internacional. La respuesta y el camino que muestra la moral comunista es la respuesta revolucionaria. Es decir, una respuesta que posibilita el cambio, que abre el camino hacia la lucha contra el enemigo colonizador y capitalista. La superioridad de la moral comunista no se concentra en subjetividades comparativas frente a la moral burguesa, eso sería idealista. La moral comunista es superior porque en términos materiales es el motor de la voluntad ideológica de los comunistas.
Los comunistas reconocemos abiertamente las monstruosas dimensiones del enemigo sionista, y por lo tanto, la necesidad de una respuesta contundente en cualquiera de sus formas. Véase como ejemplo las resoluciones de lll Internacional comunista para combatir al fascismo[8]. Por ello, la crítica marxista-leninista se alza como una crítica radical y absoluta al cinismo de los gobernantes de los países cómplices del genocidio y del gobierno fascista de Israel. Los comunistas creemos en la solidaridad internacionalista en apoyo a la lucha palestina, no por motivos humanistas, porque el imperio dice ser humanista y democrático, sino por un compromiso genuino con la justicia y la dignidad humana. La moral comunista busca la liberación de todos los pueblos oprimidos, y desafía directamente la explotación que caracteriza a la moral burguesa.
La moral capitalista lleva el cinismo inherente: decir que no saben lo que hacen sería un insulto a la inteligencia humana. Sin embargo, las potencias coloniales deciden ser cínicas, pues ese es el orden capitalista. Tal es el grado de cinismo el de la moral capitalista, que Zizek trata de capturar esa perversión a través de una de sus frases más célebres: “más fácil es imaginar el fin del mundo que un cambio en el modo de producción capitalista” (Žižek, 2008). Por esto y mucho más la moral de los oprimidos es aquella que destroza el cinismo y decide PELEAR.
Las conclusiones sobran.
Viva la lucha de los pueblos,
Viva Palestina,
Viva su descendencia y sus progenitores
Viva el ejército del pueblo palestino,
Viva la resistencia contra el enemigo sionista.
Bibliografía
Žižek (2008). Cómo leer a Lacan. Buenos Aires.
Escuela de Marxismo (2001). ¿Qué es la moral comunista? Extraído de: http://marxismo.school/cuadernos/Que%20es%20la%20moral%20comunista
Žižek S. (2008). “El espectro de la ideología” en Ideología. Un mapa de la cuestión. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 2008a.
Roggerone S. (2015). LO SABEN, PERO LO HACEN. SLAVOJ ŽIŽEK Y LA PERSISTENCIA DE LA CRÍTICA DE LA IDEOLOGÍA. Extraído de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=347543436001
Marx (2020). El capital: crítica de la economía política. Extraído de: https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Karl%20Marx%20-%20El%20Capital.pdf
Rosental y Iudin (1965). Cinismo. Diccionario Filosófico Marxista. extraído de: https://www.filosofia.org/enc/ros/cinis.htm
[1] Marion F. (20249. ¿Qué es el Canal Ben Gurión propuesto por Israel y qué relación tiene con Gaza?. Recuperado de: https://rebelion.org/que-es-el-canal-ben-gurion-propuesto-por-israel-y-como-esta-relacionado-con-gaza/
[2] Tus Documentales (2016). España dividida. La Guerra Civil: CAPÍTULO I. Extraído de: https://www.tokyvideo.com/es/video/espana-dividida-la-guerra-civil-en-color-2016-capitulo-iii
[3] Córdoba J. (2023). La guerra civil española y la supuesta política de no intervención. Extraído de: https://rebelion.org/la-guerra-civil-espanola-y-la-supuesta-politica-de-no-intervencion/
[4] Klein N. (2021). La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre. Extraído de: https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Naomi%20Klein%20-%20La%20doctrina%20del%20shock.pdf
[5] Sabini L. (2024). Claudicación de humanidad. Extraído de: https://rebelion.org/claudicacion-de-humanidad/
[6] Yehya N. (2017). Los árabes en la máquina de estereotipos de los medios occidentales. Extraído de: https://luvina.com.mx/los-arabes-en-la-maquina-de-estereotipos-de-los-medios-occidentales-naief-yehya/
[7] Kirov et al. (2007). La moral de los comunistas. Extraído de: https://proletarios.org/books/Varios-La_moral_de_los_comunistas.pdf
[8] Dimitrov J. (1977). Contra el fascismo: informo ante el VI congreso de la internacional comunista. Extraído de: https://www.abertzalekomunista.net/images/Liburu_PDF/Internacionales/Dimitrov_Jorge/Jorge_Dimitrov_Contra_el_fascismo.pdf