Casa Pukará: historia y sinónimo de okupar y resistir
Desde hace ya 10 años, existe en pleno centro-norte de Quito, diagonal al edificio de la Asamblea Nacional del Ecuador, un espacio con una mancha de graffiti que huele a marihuana, adentro, se mueven personas que entrenan artes marciales y andan en bici con las culturas urbanas, así como con los movimientos sociales y alternativos cuestionando desde la “ocupación” el rígido concepto de “propiedad privada”. Este espacio es el Centro Cultural Casa PUKARA (Fortaleza en el idioma Kichwa).
Corrían los años 2006-2007 y después de 25 años, en Ecuador se vivía un ambiente favorable para la cohesión de diferentes luchas sociales, así como para la agudización de las contradicciones. Varias organizaciones juveniles, entre ellas Revancha Libertaria, AKA, Comunidad Hip-Hop, Diabluma, Indimedia y los Rompecandados, se habían planteado un acto de resistencia llamado el Comité Permanente “Quitu Raymi”, mismo que coordinaba un festival musical que pretendía detener - y detuvo - la construcción de unos multifamiliares sobre los vestigios arqueológicos de Rumipamba.
El precedente inmediato de la PUKARA fue otra casa, otro centro cultural donde las citadas organizaciones iniciaban su vida política desde lógicas distintas a la democracia representativa; llevaba el nombre de “PUKA YANA” (en Kichwa PUKA: Roja y YANA: Negra), por su vinculación con las ideologías Comunista y Anarquista, así como con una posición política Antifascista. Esta casa tuvo dos sedes, primero en el barrio de La Floresta y luego cerca a la Universidad Central, desde donde se organizaban y planificaban las acciones directas, las marchas, e incluso las primeras intervenciones sociales y comunitarias como charlas, foros, conciertos, clases de kichwa o prácticas de danza.
Cuando la PUKA YANA hubo agotado su tiempo por dificultades propias de las dinámicas sociales, varias de estas organizaciones, junto con algunas nuevas como Ecuador Cannábico y Ruido Violeta, buscaron otros espacios donde mantener reuniones y actividades, entre estos lugares también se asistió a la sede de AMAE (Asociación Mayoritaria de Afrodescendientes del Ecuador), actual PUKARA, hasta que ellos se mudaron, dejaron de abrir el espacio y lo abandonaron. Meses después de que el inmueble se mantuvo cerrado y en deterioro, esta coalición de organizaciones decide romper los candados y ocupar el espacio a finales del año 2008.
En el contexto de esos años ya se había posicionado el proceso político del “correísmo”, al cual una de las organizaciones ocupantes de la casa, o algunos de sus dirigentes habían plegado, situación que causó debates, roces y enfrentamientos con otras personas y colectivos ocupantes de características más libertarias. A partir de 2012 con la discusión de la Ley de Recursos Hídricos, muchos de los planteamientos supuestamente “progresistas” del gobierno de turno comenzaron a desarmarse, los conflictos entre organizaciones y colectivos se incrementaron y la desmovilización de las fuerzas sociales fue cada vez más visible mediante procesos de cooptación y corrupción de los cuadros políticos organizativos, mismos que eran “comprados” con espejos y pasaban a ser parte de la estructura principal o estructuras de soporte del partido de gobierno. Esta práctica política incidió en que muchas personas y organizaciones abandonaran el proceso de la ocupación.
Para 2015 las tensiones al interior de la PUKARA habían aumentado y la organización que había alineado sus discursos al “correísmo” era cada vez más criticada, mientras ibasufriendo la misma suerte que el partido al que se había sumado, su popularidad comenzó a decaer por su discurso progresista y sus acciones socialdemócratas al tiempo que los fondos y financiamientos gubernamentales también les eran recortados. A finales de ese año, la mencionada organización representada por su dirigente y casi único participante decide salir de Casa PUKARA con un comunicado público. Este momento y coyuntura dejó, hasta la fecha, como ocupantes a JFQ AIKIDO Club, La Cleta Endiablada, Ecuador Cannábico, incluyendo además en 2018 a procesos como: Biblioteca Psicoactiva, Defensores Procáñamo, K.O. Dojo y algunos activistas individuales que aportan sus trabajos desde los enfoques culturales y de educación popular.
En varias ocasiones la Casa tuvo amenaza de desalojo por parte de la Administración Municipal, tanto con Augusto Barrera como con el terrible alcalde actual. Han habido amenazas, pero la mejor respuesta y la mayor fortaleza de nuestro centro es su gente. Una gran parte de la defensa se la llevan las organizaciones sociales, pero es aún más fuerte la dinámica cultural. El artista o la banda musical que no ha pasado por las tarimas de la PUKARA no ha sido parte completa del “underground” quiteño y ecuatoriano, y esos mismos actores son sus defensores, son quienes defienden el proceso y el lugar, son quienes se identifican con su historia y construcción.
Actualmente los participantes de la ocupación han decidido variar el nombre a Centro Cultural Casa PUKARA, sus enfoques también se han ajustado, así como sus espacios y dinámicas, permaneciendo por fuera de las estructuras institucionales, radicalizando sus enfoques en las izquierdas que debaten las posturas ideológicas de comunismo y anarquismo, pero además abriendo un espectro amplio a enfoques alternativos de Derechos Humanos, Revolución Psiquedélica, la Democracia Directa, la Autogestión y la idea ocupa fundamental de que no deberían existir “ni casa sin gente, ni gente sin casa”
Salud y anarquía por estos 10 años de ocupar y resistir.