Breve crónica del disciplinamiento patriarcal a los cuerpos femeninos
Un amigo querido me envió un artículo titulado: “Modo artificial de remarcar la igualdad. La Real Academia Española prohibió[1] el uso del todos y todas”. En primera instancia no le di mayor importancia a la noticia, me importa un bledo, pensé. Después de unos días, el fallo de la Corte Española a “La Manada”[2] daba un cruel golpe a todas las víctimas de violencia sexual en general y al movimiento feminista, en particular. Mi cuerpo se llenó de ira y llanto, pero no de sorpresa, esto es parte de un todo, pensé.
¿Cómo se intersectan estos dos momentos? Se intersectan porque en ambos casos, uno más brutal que el otro, los Estados, aplican por medio de sus tantas instituciones, normas que mantienen y defienden el estatus quo patriarcal. En el primer caso, la Real Academia Española decide no respaldar una demanda social que reivindica la necesidad de ser nombradas, mujeres y femeninas, y de ese modo, ser reconocidas como sujetos válidos en la sociedad. En el segundo caso, respalda las violaciones sistemáticas y disciplinadoras que nos dan dos opciones: resistir y morir, o sobrevivir.
Voy a hacer un conteo-relato breve del circuito de algunas instituciones que perpetúan el patriarcado - así como el capitalismo y la colonialidad -, casos en los que cuerpos femeninos siguen siendo terreno clave para la dominación masculina - así como terreno de resistencia -.
I
¿No son exactamente las violaciones institucionalizadas las que crearon “un clima intensamente misógino que degradó a todas las mujeres cualquiera que fuera su clase” así como “insensibilizó a la población frente a la violencia contra las mujeres” (Federici (2004) 2010, 79)? El caso de La Manada no es un caso aislado, no sólo porque se han registrado -¿cuántos casos quedarán en silencio e impunes? - en los últimos años varias violaciones colectivas a mujeres y cuerpos feminizados, sino porque reflejan una práctica sistemática e histórica para reforzar la disciplina, la obediencia laboral y doméstica. Lo que hace del fallo hacia este quinteto de “sanos” hijos del patriarcado, absolviéndolos de violación, un ejemplo desgarrador, es que devela la complicidad jurídica institucional con esta práctica brutal, que pensábamos superada o en estado de superación. Pero no hermanas, no nos hagamos ilusiones, los Estados fueron y son cómplices del patriarcado.
II
¿Por qué no se despenaliza el aborto? Lo que hace de la demanda por el aborto legal, seguro y gratuito una quimera para los movimientos feministas, no radica en el debate ético-moral - y superfluo - acerca del momento en que la vida inicia. El problema es que permitir que las mujeres nos adueñemos públicamente de nuestros cuerpos, representa un gran golpe a los cimientos del patriarcado y el capitalismo. ¿Acaso con la cacería de brujas y la desposesión forzada de conocimiento no se fundaron las bases de la acumulación primitiva? La criminalización del aborto se remonta al siglo XVI, vinculando su práctica a sectas demoniacas y por supuesto, atribuyéndolo a las maléficas brujas (Federici (2004) 2010).
En este sentido, el debate acerca de la despenalización del aborto sobrepasa el espectro del inicio de la vida, y se instala en la domesticación y control de los cuerpos femeninos, de la criminalización a la sabiduría y el empoderamiento femenino, sobrepasa incluso la política pública. Despenalizar el aborto, para las instituciones patriarcales que sostiene nuestras sociedades, no es menos que retroceder cuatro siglos de violencia o en su defecto, reconocerlos.
III
La tan presente Iglesia - lo siento, pero no salvo ninguna -. Cómo no señalar el papel de la Iglesia en la colonización de nuestros cuerpos y consciencias, esa que abanderó la cacería y quema de miles de mujeres bajo el juicio de brujas, la que colocó a Eva como pecadora y sumisa, esa que nos redujo a complemento, esa misma que apoyó decenas de dictaduras.
No es coincidencia, que frente a toda manifestación pro-vida, ultraconservadora y clasista, este una señora presidenta de la asociación curuchupa de la Iglesia - cualquiera sea esta -. Que representa un doble golpe al feminismo, porque es una-otra mujer, que como todas ha sido víctima de las violencias patriarcales, y que la enajenación del sistema no le permite distinguir las jerarquías sexuales, la que está defendiendo a los opresores, esa otra hermana-no compañera. No sorprenden tampoco los miles de casos de curas pedófilos-violadores, ni sorprende tampoco su absolución por parte del Santo Padre - el de turno -.
IV
Volvemos al lenguaje, la lengua-escuela que nos dice que hombre hace símil de persona, que en colectivo somos ellos, que lo válido y reconocible está en código masculino. El lenguaje cómo estructura constituye lo social y se constituye en lo social, lo que Bourdieu llamaría el habitus “como sistema de disposiciones duraderas, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, en tanto que principio de generación y de estructuración de prácticas y representaciones que pueden ser objetivamente "reguladas" y "regulares" sin ser en nada el producto de obediencia a reglas” (Bourdieu 2001, 25). No es cosa curiosa que una institución como la Real Academia Española impida – dentro de sus parámetros - dar cabida a una reivindicación que nos coloca a las mujeres como sujetos en igualdad de capacidades que los hombres.
Acá faltan un sistema de instituciones dedicadas a perpetuar los sistemas de dominación, como son el patriarcado, el capitalismo y la colonialidad, en una triada perversa que nos limita como seres y como sociedades. He señalado estas cuatro instituciones porque son las que me han taladrado el cuerpo y el alma en estas dos semanas, pero quedan por fuera muchas muy agresivas, que en otro momento se retomarán para el análisis. Finalmente, cómo un ejercicio de posicionamiento, quiero terminar con un enunciado, que puede parecer un lugar común, pero que aun así es justo y necesario: no le reconozco autoridad alguna a la Real Academia Española, ni a ningún juzgado misógino, ni a ningún rey, ni amo, ni pastor alguno. Mi cuerpo es mío y sólo mío.
Bibliografía.
Bourdieu, Pierre. «La razón del derecho: entre el habitus y el campo.» En Poder, derecho y clases sociales, de Pierre Bourdieu, 9 - 62. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwner, 2001.
Federici, Silvia. El Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulacion primitiva. Quito: Traficantes de Sueños, (2004) 2010.
[1] http://hora22.com/modo-artificial-de-remarcar-la-igualdad-la-real-academia-espanola-prohibido-el-uso-del-todos-y-todas/
[2] http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43907559