Primer año de Moreno: ¿regresó la "noche neoliberal"?

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Consensos con la peor representación de la historia política del Ecuador, desprestigio al anterior ciclo de gobierno y la puesta en práctica del plan electoral de la derecha resumen el primer año de Lenin Moreno en el poder; y lo que se vislumbra es cada vez mayor control del país por parte de las cámaras de comercio y de la oligarquía que campea hoy en Carondelet.

Muy pocas personas hubieran podido imaginar que en cuestión de meses viviríamos en este escenario del actual Ecuador. Antes del 24 de mayo de 2017, vimos a un Moreno sutil, amable y aparentemente orgulloso de “haber podido cabalgar junto a Rafael Correa”, sin embargo, a partir de esa fecha y en pleno discurso de toma de posesión, cambió el “estilo” y habló  de “respirar aires de libertad”. Sus acciones de gobierno y discurso han demostrado ser absoutamente contradictorias a lo que propuso al pueblo en su campaña electoral, ya que muy probablemente si decían que iban a hacer “un tanto” de lo que se ha hecho en apenas un año, no solo no ganaban las elecciones, sino que el pueblo les daba muerte política como lo ha hecho con los “notables” que ahora están en las instituciones del estado. 

Los pactos disfrazados de diálogo con lo más rancio de la política ecuatoriana, negociaciones con los Estados Unidos para un Tratado de Libre Comercio (TLC) con convenios de “seguridad”, el reparto del estado entre la derecha, el poder renovado a los medios de comunicación, el endeudamiento sin razón con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras tantas, marcan el catastrófico inicio del período presidencial de Moreno, quien encabeza un gobierno débil que busca contentar a todos, sin ningún proyecto de conducción del país, confirmándole a los ecuatorianos que la mediocridad es el arte de no tener enemigos.

El despeje del camino

Al inicio del período, no todas las condiciones permitían la ejecución absoluta de la agenda de la derecha, habían algunas piedras en la vía, y una de ellas era el Vicepresidente Jorge Glas. Después de colocar funcionarios vendidos al poder ejecutivo en instancias judiciales claves, iniciaron un proceso contra Glas, quien resultó preso y destituido del cargo para el cual fue electo por voluntad popular. Se le judicializó sin pruebas que lo vinculen al caso del que se le acusa y no obtuvo el debido proceso. Efectuada la jugada, se nombró a una vicepresidenta elegida a dedo.

El caso del vicepresidente Glas es un claro reflejo de la pérdida de nuestras garantías constitucionales y judiciales. En el Ecuador de 2018, no se necesita un delito para estar en la cárcel, se necesita solo estorbar al poder.

La corrupción que se ha descubierto en varias instituciones del estado - algunas de las cuales fueron denunciadas en el mismo gobierno de Correa- y la  forma de manipular con el “sobreendeudamiento”, han sido los argumentos principales para poner en práctica la destrucción paulatina del estado. La trama del discurso anticorrupción se teje en instrumentación directa con la Contraloría General del Estado, convertida en un ente de persecución, con un Contralor “ad honorem”  sin nombramiento y cercano amigo de Moreno, además de fiscales con un libreto específico, subordinados a los poderes fácticos.

La Consulta “popular”

Seguramente el paso más controversial y alarmante de esta crisis de gobernabilidad y ruptura del estado de derecho, fue la estafa política llamada Consulta Popular. Un referéndum que convocaba a los ecuatorianos a aprobar un serie de preguntas claramente pensadas  con el fin de inhabilitar electoralmente a Rafael Correa y de romper el orden constitucional de manera pacífica, poniendo a dedo nuevos consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), sin la debida explicación que merecía el pueblo. El resto de preguntas, que abarcaban temas que bien podían resolverse mediante decreto o vía Asamblea Nacional, fungieron de “relleno” en un paquete cuyo corazón se expresaba en las cuestiones previamente señaladas.

Gracias a todo esto tenemos un CPCCS que tiene poderes especiales y, como su presidente mismo ha expresado: “están fuera de la norma de la Constitución”. Es una suerte de emperador que está sobre la ley y que tiene “buen nombre” para evaluar y destituir a todo funcionario que no sea cómplice de este nuevo festín político.

A partir de la aprobación de esta consulta, se puso en bandeja de plata la institucionalidad del estado y ahora de lo único que podemos estar seguros los ecuatorianos y ecuatorianas es de que el quinto poder del estado es el primero. ¿Qué pasó con el “hiper presidencialismo” que denunciaba la derecha en el gobierno de Correa? ¡Ah sí!, ahora, ellos están a disposición del presidente Moreno. En el Ecuador “morenista”, la Función Ejecutiva controla a la Función Judicial, a la Función Legislativa, a la de Participación y no sorprendería a nadie que en el futuro cercano también se apropien de la Función Electoral mediante procesos de revocatoria de mandato.

Más allá del Correísmo- morenismo

Después de la demostración de incapacidad y malos resultados que ha tenido y probablemente tendrá el gobierno de Moreno, muchos se dedicarán a repetir el manido discurso de “la culpa es de Correa” y “el problema heredado”, como forma de justificar sin argumentar la mediocridad del morenismo y el peligro que representan sus políticas para el pueblo ecuatoriano. Tristemente, el único rol que cumplen con excelencia, es el de demostrar lo bien domesticados que resultaron estar gracias a la estrategia Duran Barba, y que entre átomos y energía cuántica el rumbo del país no se puede dirigir.

Luego de este breve resumen del primer año de “gestión” de Moreno, que resalta apenas las acciones que más han perjudicado  al país, hay que aclarar que los ecuatorianos no han sido del todo ingenuos, pues a lo largo de este año se han dado cuenta – tal y como lo reflejan las encuestas, que muestran un 45% de aceptación, frente al 80% con el que inició  -que este gobierno continuará dándole el gusto a la derecha y oligarquía del Ecuador.

¿La mesa no estaba servida? Pero si antes no tenían ni mesa, ni sillas donde sentarse, ni vajilla donde servirse. Es curioso y gratificante saber que después de 24 meses la mesa si estaba servida, y las propias acciones de Moreno lo demostraron. La dicotomía política actual no es Moreno - Correa, sino Moreno - pueblo ecuatoriano.

No podemos olvidar que las calles siempre estarán ahí y que ese es el camino a seguir cuando un gobierno no representa al pueblo.

Fuentes:

http://www.elcomercio.com/actualidad/lenin-moreno-discurso-candidato-presidente.html

http://www.ecuadorinmediato.com/index.php?module=Noticias&func=news_user_view&id=2818832895

http://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/regresa-cooperacion-entre-ecuador-y-ee-uu-210290

https://www.larepublica.ec/blog/politica/2017/11/30/concluye-presentacion-de-pruebas-en-juicio-a-vicepresidente-en-caso-odebrecht/

http://www.perfilesdeopinion.com/images/pdf/presidente.pdf

 

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