Lasso: colectivizar las pérdidas, privatizar las ganancias
Tras la victoria legislativa alcanzada por el oficialismo en torno a la reforma tributaria, encubierta como “Ley para el Desarrollo Económico y la Sostenibilidad Fiscal”, el pasado 26 de noviembre, la imposición neoliberal avanza sin mayor oposición en el Ecuador. Dentro del marco de reformas, se prevé la formalización de los proyectos legales en materia laboral y de inversiones, ambas constan como piedras angulares del paquete de deuda que sigue contratando el gobierno. Tan solo durante los últimos tres meses -entre septiembre y diciembre de 2021- el Estado ecuatoriano recibió desembolsos de un total de 1.900 millones USD, tanto del FMI como del BID. Adicionalmente y como cereza del pastel de la lógica de la privatización, se encuentra la venta del Banco del Pacífico, empresa pública con mayor rentabilidad.
Las élites burguesas están triunfando en materializar un paquetazo neoliberal de ajuste, mediante leyes presentadas como de carácter urgente. Esta modalidad establece que la Asamblea Nacional resuelva los dos debates y una sucesiva votación de las reformas legales en máximo 30 días. Entre los elementos más problemáticos en materia de inversiones, la burguesía bancaria plantea la creación de zonas francas, exentas de pago de impuestos y con facilidades tributarias a mediano y largo plazo. Esta medida se enmarca directamente en la geopolítica imperialista de EE.UU. y las intenciones de retirar inversiones en fábricas chinas y redireccionarlas a América del Sur, como lo menciona un informe del Congreso de EE.UU. del pasado noviembre. Adicionalmente, se confabula la inminente firma del TLC con EE.UU., el cual desembocará en una emergencia del sector agrícola y agroindustrial ecuatoriano.
La reforma laboral, incluida en un principio en el negado proyecto de “Ley de Creación de Oportunidades, Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal”, prevé la liberalización agresiva del marco legal que regula las relaciones laborales, en detrimento del pueblo y la clase trabajadora. Indudablemente, medidas de choque antipopulares como la eliminación de la jubilación patronal, el pago por despido al empleador y la flexibilización de la jornada laboral, se mantendrán o incluso se profundizarán. Entre otras, la reforma en su forma original contenía el contrato definido por hasta cuatro años, la reducción de aportes de empleadores a la seguridad social en diversas categorías de contrato, además de la eliminación de utilidades por cargas familiares. En nombre de la creación de empleo, se sacrificará el empleo digno por condiciones precarias y precarizantes, que beneficiarán únicamente a la burguesía empresarial local y extranjera.
El eslogan oficialista de “Ecuador Open for Business” pasa a resonar como una premonición de la consolidación desenfrenada del capitalismo salvaje en territorio nacional, acompañada de la profundización de las lógicas de dominación y explotación.
La lógica de privatizaciones subsecuentes se agudiza en la administración de Lasso, esta vez con la confirmación de la venta del Banco del Pacífico, una de las empresas públicas más rentables que posee el Estado. Después de la crisis generada por el Feriado Bancario en el 1999, el Estado tomó en sus manos la administración del Banco del Pacífico desde el 2001, convirtiéndolo en el tercer banco más rentable del país. En el año 2020, obtuvo utilidades de 30 millones USD, siendo superado solo por el Banco del Pichincha que obtuvo 50 millones USD y el Banco de Guayaquil, con 32 millones USD.
El combate a la desnutrición infantil es la deplorable excusa que Lasso posiciona en su discurso para continuar con las intenciones de privatización del Banco del Pacífico. Una falacia indolente, tomando en cuenta que la rentabilidad que produce hace años el banco, es significativamente mayor a las ganancias que provendrían de su privatización. Según los balances consolidado y condensado del Banco del Pacífico, para el cierre del año 2020, contaba con un patrimonio de 800 millones USD, y casi 7 mil millones USD en activos.
Así mismo, se espera que la tasa de crecimiento de utilidades bancarias para el 2021 sea de un 23% superior a la del 2020. Es decir, se tiene la expectativa que para el cierre del 2021, las utilidades del Banco del pacífico sean de al menos 34 millones USD. Como sucedió con todas las entidades bancarias durante la pandemia -fueron de los grupos económicos que crecieron durante la crisis-, el Banco del Pacífico es una entidad eficiente, en crecimiento y tiene una rentabilidad excepcional. ¿Si este banco es uno de los activos más rentables del Estado, por qué insistir en su privatización? La neoliberalización del Estado es la premisa del gobierno de la banca.
Durante la administración de Moreno se anunció la privatización del Banco del Pacífico, y conjuntamente la Corporación Financiera Nacional anunció que se daría mediante una venta que se mantendría secreta por 15 años. En ese momento se especulaba con que el mismo banquero Guillermo Lasso podría ser uno de los interesados. Ahora, ya como presidente, Lasso afirma que la venta se dará mediante un concurso público con la condicionalidad de que sea una entidad extranjera la que compre el Banco del Pacífico. Banisi Holding S.A. -consorcio de Lasso en Panamá al que se encuentran asociadas 49 firmas offshore según los Pandora Papers- podría concursar en la compra, ninguna ley lo impediría. Lo que sí es de conocimiento público es la inmoralidad de Guillermo Lasso.
La lógica de la privatización se imprime en la realidad nacional, esta vez con el traspaso de activos públicos a administración privada de un banco extremadamente rentable. Guillermo Lasso, banquero estelar al frente del Estado burgués, sin duda cuenta con amplia experiencia en la administración privada de una entidad bancaria, insiste en la urgencia de la venta del banco, utilizando maniqueamente la lucha contra la desnutrición infantil, anunciando la creación de un fideicomiso: “Ese fondo se va a nutrir de la monetización de algunos activos que no representan una utilidad social fundamental y que pueden estar en manos privadas, como el caso del Banco del Pacífico”.
El ciclo de re-acumulación capitalista que atraviesan las élites burguesas en el Ecuador, se correlaciona directamente con la precarización del empleo y la vida digna, la austeridad como política de Estado y la privatización de sectores y empresas públicas. Bajo la imposición neoliberal, la austeridad se complementa con la privatización para configurar la estructura de la lógica del propio Estado. La subasta del Estado y lo público se concreta en nombre del libre mercado, mientras la burguesía parasitaria se nutre de empresas públicas, concesiones de sectores estratégicos y los dividendos de los intereses de bonos del Estado, atados a una exorbitante e insostenible deuda externa. El modelo neoliberal replica la misma lógica tanto hacia adentro como hacia afuera: un Estado auto-boicoteado que frente a la precarización de la vida, impone el respeto al capital con el monopolio del uso de la fuerza.
El precepto central del neoliberalismo se materializa bajo el gobierno de la banca: colectivizar las pérdidas, mientras se privatiza las ganancias. La rentabilidad pasa a manos privadas, mientras las crisis siempre recaerán sobre el pueblo y la clase trabajadora. Esta es, en definitiva, la lógica del capital y del Estado que lo sustenta, perpetuando los privilegios de la burguesía y atentando contra la posibilidad de sostener la vida. Cuando el Estado se maneja como una empresa privada, el pueblo siempre pierde. Frente al neoliberalismo, organización popular anticapitalista.