Romo y Martínez: enemigxs del pueblo

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Lunes 12 de Octubre de 2020

Al cumplirse un año de la revuelta popular de octubre, dos de las figuras claves del mal gobierno regalaron, cada unx por su lado, sus saludos inescrupulosos e indolentes.

Por un lado, el ejecutor de los sucesivos paquetazos que han golpeado implacablemente al pueblo ecuatoriano, el personaje colocado por las cámaras de comercio y la banca privada en el gobierno lacayo de Moreno y el ahora ex Ministro de Finanzas, Richard Martínez, se despide del curul con una promoción al Banco Interamericano de Desarrollo -BID-, dejando a la economía nacional en el desarrollo cúspide de la doctrina del shock del neoliberalismo.

Por otro lado, la Ministra de Gobierno María Paula Romo, rostro de la represión y la persecución,  inauguraba este nuevo octubre con otra muestra de indolencia y cinismo -que tanto la caracterizan-. Esta vez, Romo se dirigió al país para hacer un llamado a “la democracia y paz”, mientras desfiguraba, no solo rostros, sino la historia y los hechos, y criminalizando una vez más la legítima protesta y organización social.

Richard Martínez, ejecutor de la grave crisis económica en la que se encuentra sumergido el Ecuador, y las medidas de choque neoliberales y de endeudamiento externo materializado por el gobierno de Lenín Moreno. En los cuatro años de gobierno neoliberal de Moreno, el Estado ecuatoriano duplicó el monto de deuda externa del 25.7% al 52% del PIB. Al mismo tiempo, la economía ecuatoriana perdió más activos de los que recibió. Hasta el momento bajo el gobierno de Moreno, han entrado 43.200 millones USD y al mismo tiempo se han fugado 35.400 millones USD entre pagos a la deuda externa, giros del sector privado y salidas netas del sector público.

La contratación de deuda más reciente por un monto de 6.500 millones USD con el FMI contempla nuevas mutilaciones al precario estado de los sectores públicos del Estado ecuatoriano. La condicionalidad del FMI contempla la imposición de las siguientes medidas: una reforma tributaria, por medio de la cual incrementaría el porcentaje del IVA del 12% al 15% hasta 2022, la eliminación de la devolución del IVA a adultos mayores y un impuesto especial a la gasolina, además de una continua política de austeridad en la totalidad de los sectores públicos. Los primeros 2.000 millones fueron desembolsados el 2 de octubre y los siguientes 2.000 millones USD esperan desembolzarse en diciembre de 2020.

El ex Ministro de Finanzas Richard Martínez, lacayo servil al imperialismo financiero estadounidense, una vez cumplida la misión encomendada por Washington, presentó su renuncia el pasado 7 de octubre, para anunciar su ascenso a un alto cargo en el Banco Interamericano de Desarrollo -BID-. De tal forma, Martínez es condecorado por buena conducta y servilismo pulcro, con un puesto en el corazón del imperio yanqui en Washington. La lealtad a EE.UU. y su política imperialista parece dar frutos para Martínez. Gozará de un alto cargo con un salario oneroso e impunidad asegurada en EE.UU. El cargo en el BID para Martínez, parece deberse a que al momento de la elección del actual presidente del banco, el primer estadounidense en ocupar el cargo en la historia del organismo y candidato predilecto de Donald Trump, Mauricio Claver-Carone, se habrían cambiaron votos por favores políticos, entre los cuales consta el aseguramiento de altos puestos en el BID, como cargos para autoridades de Brasil, Ecuador y Jamaica.

Por su lado, parecería que María Paula Romo cree que la memoria del pueblo es frágil, pero se equivoca. Está viva la memoria de octubre, miles de miles de imágenes que desmienten la versión distorsionada de Romo acerca del Paro Nacional. Están la brutalidad policial en cada esquina y el abuso de poder, la sobrerreacción del gobierno nacional al decretar estado de excepción a pocas horas de la primera protesta en Quito, dejando al pueblo en la indefensión absoluta. La negligencia de la Policía Nacional disparando bombas lacrimógenas -caducadas- directamente al cuerpo y la cara de manifestantes. Lenin Moreno trasladando la sede de gobierno a Guayaquil. Dice Romo que “hermanos policías fueron secuestrados en el Ágora”, pero omite que se les retuvo para que cargaran los cuerpos de los compañeros a quienes la brutalidad policial, y la orden superior quitó la vida, como al compañero Inocencio Tucumbi. Se le olvida a Romo que está en la memoria Marco Oto, quien fue asesinado por la Policía Nacional en el puente del mercado de San Roque. Ella habrá olvidado, ella querrá que sea el olvido obligatorio, pero se equivoca, el pueblo tiene memoria.

Tampoco se olvida el pacto entre gobierno y medios privados para crear un cerco mediático que mantuviera al resto de la población en tinieblas y la señal de celular minimizada por inhibidores, complicando la labor militante de medios alternativos. Imágenes de trukutus amenazándo en inglés –three, two, one- para arremeter a  velocidad brutal disparando contra el cuerpo, a helicópteros sobrevolando, las bombas inclementes en los ojos, en la boca, en la garganta. No se olvidan los bombardeos a cocinas comunitarias, albergues y zonas de no violencia. No se olvida a la Policía Nacional disparando contra las brigadas médicas y de primeros auxilios, que autoconvocadxs, atendían las heridas del pueblo. Para quien estuvo en las calles, sea protestando o sosteniendo la vida, ningún discurso mal armado podría jamás confundir la memoria. No señora ministra, es inaceptable su discurso, es inaceptable su actuar contra el pueblo ¿de qué reconciliación pendiente está hablando, de qué paz? Es imposible la paz en una realidad tan injusta.

Martínez y Romo, dos condecoradxs por el imperialismo yanqui, serviles al dictado de la burguesía y las élites financieras, son enemigxs del pueblo. El primero, mediante la imposición de políticas económicas antipopulares que precarizan la vida. La segunda, de la manera más frontal y brutal, por medio de la mutilación y el asesinato con el uso de las fuerzas represivas. El pueblo no olvida a sus verdugxs, ni perdona las vidas que se lleva el Estado neoliberal. Ni perdón, ni olvido, ni reconciliación.

 

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