Ni un minuto de silencio
El punto de resistencia de la portada el Ancla en Cali, ha sido muestra del cambio que los jóvenes quieren para la ciudad. Entre cantos y arengas convocan a su pueblo por que necesitan de su apoyo. “Nos están matando y SOS Colombia”, grita a todo un pueblo que tiene hambre y está enfermo de tanta corrupción. Justo en este punto es donde se encuentra uno de los casos de polarización de la ciudad: “gente de bien”, asociados con las Águilas Negras -grupo paramilitar-, pagado por algunos habitantes de este sector. Es necesario aclarar que son minoría en el sector, pero con su actitud, lenguaje y comportamiento, generan miedo y silencio, para que la comunidad no exija de manera pacífica un cambio en esta sociedad.
“Denunciamos recibir disparos de armas de fuego de estos lugares ubicados al rededor del sector del ancla en la portada. ¡El pueblo somos todos!” (Madres 1 línea de Cali).
Queremos dejar constatado que como ciudadanxs cansadxs del abuso y el abandono del Estado, salimos desde el 28 de abril del 2021 a marchar pacíficamente, junto a miles de personas en toda Colombia para protestar en rechazo a la reforma tributaria, proyecto impulsado por el gobierno del presidente Iván Duque.
"Si un pueblo sale a protestar en medio de una pandemia, es porque el gobierno es más peligroso que el virus". Esa fue la consigna colectiva que resuena durante el estallido social. Esta reforma tributaria o “Ley de Solidaridad Sostenible”, es una propuesta de ley que el gobierno impuso a su pueblo empobrecido, y por el cual aún seguimos en resistencia.
Llevamos 50 días de Paro Nacional, sostenido por un pueblo que no se cansa de pedir justicia, y el cambio de este gobierno nefasto y asesino. De igual manera, en estas movilizaciones se repiten las demandas de las marchas de 2019: implementación del Proceso de Paz, para evitar que se comentan más masacres y un cambio del modelo económico.
Hay que tener en cuenta que el Gobierno Nacional, amparado políticamente por las tres ramas del poder, obedece a una dictadura de bajo perfil. Se bajaron las propuestas de reforma tributaria y reforma a la salud. Todo indicó varios días después, que estas derogaciones que daban cierto alivio a la población, no eran más que una táctica para desmovilizar a ciertos sectores sociales.
El panorama no es alentador. El 16 de junio el congreso hundió el proyecto de Matrícula cero para estudiantes de universidades públicas de estratos 1,2 y 3. Ese mismo día, el Congreso aprobó la reforma al Código Disciplinario, que permite la creación de 500 nuevos puestos en la Procuraduría, así como la generación de 1.000 cargos más en la Defensoría del Pueblo con la reforma a la justicia. Lamentablemente la potencia y las conquistas de la movilización no son respetadas. El gobierno tiene tácitos intereses mercantiles con empresas, que incluso sostienen los intereses de la oligarquía colombiana, bajo un orden clásico de poder.
"En vez de agobiar a la clase media y a los pobres con más IVA, se deberían eliminar las exenciones que permiten que el sector financiero haya pagado en 2020, por ejemplo, solo el 1,9 % de sus utilidades de 121 billones de pesos (US$32.000 millones)", opina el economista Salomón Kalmanovitz. "De ahí parte el gran malestar que estamos viendo en las calles de Colombia", agrega.
La crisis económica ha sido uno de los factores más graves en Colombia. Según el diario La República, la economía colombiana tuvo un desplome del 6,8%, y un desempleo que llegó a una cifra de 4,1 millones de colombianos sin trabajo. Todo esto sumado al cierre de más de 500.000 negocios en el último año. Además, de acuerdo a datos de la propia Dirección Nacional de Estadísticas de Colombia (DANE), se sabe que 2,3 millones de hogares sólo ingieren dos comidas al día, y el 19% de las familias no cuenta con ahorros para sobrellevar esta situación.
Colombia quiere un cambio. Se plantea una transformación ciudadana desde cada localidad, jóvenes que representan las verdaderas necesidades de la comunidad, jóvenes preparadxs para asumir las asambleas y congresos. El pueblo que ha demostrado defender las necesidades de los más vulnerables, está cansado del abuso del narco Estado. Mismo que se instauró en Colombia desde que Álvaro Uribe Vélez se estableció en el poder, permitiendo que el negocio del narcotráfico permeara las instituciones del país.
¿Habrá horizonte? Si todas las instituciones del país bloquean un verdadero cambio para los sectores empobrecidos, estamos asistiendo a una aniquilación del porvenir político. Sin embargo, son lxs jóvenes quienes han sostenido un paro en el que se han perdido muchas vidas. La fuerza pública -con el monopolio de la fuerza- ha hecho todo a su manera: han salido a las calles con intención de matar sin temor de ser vistos o grabados. Duque ha militarizado varias ciudades del país, difundiendo el terror colectivo. Entonces, el porvenir es de las organizaciones sociales, jóvenes y madres de familia, que desde los barrios populares han alimentado y protegido la resistencia. El paro de 2021 es el episodio de estallido social más potente desde los años 70 del siglo pasado.
El despertar colectivo, que vincula organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles, movimientos campesinos e indígenas, tiene la oportunidad de sembrar semilla organizativa. Que el pueblo no dependa de una democracia liberal maltrecha que solo favorece a los burgueses. En las localidades populares se demuestra que el cambio es formativo, político y de raíz.
Es el estallido social más documentado en la historia de Colombia, y aun así instituciones como la OEA y la CIDH no han hecho declaraciones con mayor impacto en la comunidad internacional. Esto demuestra una vez más, que en Colombia “solo el pueblo salva al pueblo” y que la trinchera a la que nos aferramos es a la narrativa en defensa de la vida, pues los medios de comunicación hegemoónicos están al servicio del poder.
La comunidad del punto de resistencia del paso de comercio, ha implementado estrategias de socialización. En la calle 70 de la ciudad de Cali, con bloqueos por 5 minutos, se explica por qué estamos parando, se explica los abusos por parte del Estado a nuestro pueblo, y el abuso policial por no estar de acuerdo con el manejo que el gobierno hace a nuestro país.
Además de iniciar programas de apoyo educativos en el antiguo CAI de policías del sector, ahora convertido en Bibliotecas Comunitarias, programas de huertos, y lugares de socialización. En este sector se han concentrado diferentes colectivos de jóvenes caleños, que por medio del arte expresan su apoyo al Paro Nacional. Maloca Comunitaria es como han nombrado la transformación del antiguo CAI policial convertido en un espacio de resistencia y resiliencia viviente. Este es un espacio que demanda justicia, y que es apoyado totalmente por la comunidad, y la gestión de estos jóvenes que están preocupados por el abuso policial y la falta de oportunidades.
Este es un punto icónico del Paro Nacional, donde el barrio completo está protegiendo a sus jóvenes, dejando claro para el mundo, que siguen en resistencia. Esta es una comunidad que alza su voz a todo pulmón para que la situación social que pasa en nuestro país, cambie. Este lugar es el reflejo vivo de la falta de oportunidades y la inequidad de la que estamos cansadxs y por el cual nos movilizamos. Sigue de pie en resistencia por que “el paro no para”.