Carlos Menem: las dos traiciones
El domingo, 14 de febrero 2021, falleció el ex-presidente argentino, ex-senador y ex-gobernador de la provincia de La Rioja, Carlos Saúl Menem. El más emblemático traidor de la política argentina fue hijo de una pareja de inmigrantes sirios de credo islámico sunita, Saúl Menehem y Mohibe Akil. Desde su juventud hasta la década de 1980, Menem fue peronista, en un intento de lealtad al legado de Juan Domingo Perón. Su talento inicial era de “equilibrista” político, pues mantuvo sus vínculos con la colonia árabe-islámica siria, al mismo tiempo de convertirse al catolicismo conforme la tradición de los políticos de carrera argentinas. Desde el peronismo, tanteó entre simpatías hacia la izquierda, el “peronismo sin Perón” y la línea “del viejo”, vinculada a las 62 organizaciones históricas de la corrupta derecha peronista.
En vida, Carlos Saúl traicionó dos veces. La primera y más visible fue junto al patrimonio difuso del pueblo argentino, relacionado a la independencia del país y a las condiciones materiales de vida de la mayoría del pueblo. Cuando Menem afirmaba relaciones cercanas a los Estados Unidos, abandonaba así una posición anti-imperialista y pasaba al bloque “vende patria”, sin reproducir siquiera la hipocresía de los peronistas derechistas de triste memoria. La segunda traición se hace visible cuando Menem se adhiere a la coalición que manda tropas para la primera invasión de Irak.
Árabes-peronistas y héroes de la resistencia
Envar “Cacho” El Kadri (1941-1998) fue un joven pionero de la resistencia peronista y, posteriormente, de la izquierda de este sector político. Abogado, periodista, cineasta y guerrillero, hijo de padre libanés, luchó en escenarios de guerrilla rural y urbana. En el exilio, a partir de la dictadura militar de marzo de 1976, tuvo experiencia de combate al lado de la resistencia palestina en la primera fase de la Guerra Civil Libanesa (1975-1990). Lejos de ser el único, “Cacho” es un ejemplo del sinnúmero de jóvenes de origen árabe que se identificaron tanto con el peronismo como con el periodo de auge del pan-arabismo.
Menem perteneció a otra generación, nunca fue un “muchacho de Perón”, pero tenía vínculos muy cercanos con los tocadores de bombos, jóvenes simpatizantes de heroicos sindicalistas anónimos, que resistieron al “golpe gorila” de septiembre de 1955. La integración de la comunidad árabe en la Argentina contó con un gran contingente de “brimos, baisanos, sunitas”, a comenzar por el propio Juan Domingo Perón, cuando ese se propone la integración de la primera generación de hijos de inmigrantes en la política Argentina.
La relación con Siria y el Monte Líbano se mantenía, mientras el mandato imperialista francés en el Levante iniciaba en 1922. Antes de la llegada de los franceses hubo amplia resistencia, cuando de la fundación del Reino Árabe a través de la junción de los vilayets -primer nivel administrativo del Reino Otomano después de 1867- de Beirut, Aleppo, Dayr az-Zor, Damasco y el mutasarrıf -gobierno autónomo de una región distrital con el Poder Ejecutivo directamente indicado por el sultán- de Jerusalén. Infelizmente, el Estado árabe duró porque nuestros “baisanos” perdieron la última Batalla de Maysalun, en julio de 1920. La previsible traición a los hachemitas materializa la conspiración Sykes-Picot-Sazanov, el acuerdo secreto entre las potencias aliadas que dividió las provincias otomanas en el Levante y en Mesopotamia, además de apoderarse del territorio hoy comprendido por la República de Turquía.
Entre julio de 1925 y junio de 1927 existió la gran revuelta árabe-drusa siria. La proclamación de la república se concretó en 1930, mientras la tutela continuaba. La cúspide de la prepotencia imperial francesa se daba en 1946, anticipando el huracán pan-arabista que iría a responder a las agresiones sionistas y el complot con el mandato imperialista británico en la Palestina ocupada. Durante el siglo XX, buena parte de los vínculos de las familias de inmigrantes radicadas en la Argentina se mantuvo con la tierra natal, incluyendo Menem. Carlos Saúl se casó con Zulema Yoma después de que ambos -argentinos hijos de sirios- se conocieran en la ciudad de Yabrud.
En su momento, Perón consiguió la adhesión de líderes y asociaciones árabes argentinas. En 1948, de 200 diputados justicialistas, 25 eran de origen árabe. Tras septiembre de 1955 hasta la debacle que llevó a la insurgencia contra la “dictadura gorila” entreguista, instaurada en marzo de 1976 -la cual concluiría en diciembre de 1983-, militantes de descendencia árabe sacrificaron sus vidas peleando en las organizaciones de resistencia, estando en mayor volumen en la izquierda peronista.
Las dos traiciones
Infelizmente, el “doble traidor” no es excepción ni en la Argentina y menos aún en las monarquías de Golfo. En el año 2000, el entonces presidente Fernando de la Rúa -el mismo que huiría por el techo de la Casa Rosada con la insurrección popular de diciembre de 2001- y el propio Carlos Saúl recibieron la Salman bin Abdulaziz Al Saud, el actual rey de Arabia Saudí, en la Argentina. Menem avanzó en la alianza que él mismo ratificó cuando la Argentina -entonces bajo su administración- envió dos embarcaciones de guerra en medio de la primera invasión de Irak.
De Menem se podrían escribir centenares de páginas y aun así sobrarían interpretaciones para indagar en el camino de quien fue elegido con promesas de una alianza con el Mundo Árabe, para inmediatamente pasar a hacerse siervo de Bush padre. Lo mismo aconteció en el panorama político nacional. Menos de un año después de asumir la presidencia, Menem dio inicio a una privatización absurda, liquidando el patrimonio nacional, la cual decantó en el hundimiento de más de un 50% de la población por debajo de la línea de la pobreza al final de su mandato.
En definitiva, el heroico pueblo argentino - con la valerosa contribución de nuestros baisanos – siempre sobrepasará abismalmente a los traidores, por medio de su trayectoria organizativa histórica y su capacidad de resistencia.
NOTA: el presente artículo fue publicado originalmente en el medio Monitor de Medio Oriente