La ID: engaño “social demócrata” del siglo XX, chiste peligroso en 2021
Ante las declaraciones de Xavier Hervas, ex candidato a la presidencia por la Izquierda Democrática (ID), es necesario recapitular algunos momentos políticos neoliberales del partido en cuestión. Si bien los estatutos de la ID señalan que la tendencia política de su partido es “social demócrata”, en la “Realpolitik” siempre se han alineado con los sectores empresariales del país. En el presente artículo se analizarán dos momentos: el primero es el periodo de Rodrigo Borja Cevallos (presidente del Ecuador por la ID entre 1988 y 1992), y el segundo es mucho más contemporáneo: las posturas políticas de la ID en la campaña por la Consulta Popular de 2017 y la aprobación de la Ley Humanitaria en mayo de 2020.
La única vez que la Izquierda Democrática tuvo un presidente en Carondelet fue en el período de 1988 a 1992 a mando de Rodrigo Borja Cevallos. En la historiografía tradicional, que se nos enseña en los colegios, no se le presta mucha atención a su periodo. La razón es que según la historia política del país, Borja tuvo gobernabilidad y su mandato fue de transición. Sin embargo, analizar los sucesos políticos en clave histórica nos demuestra que en esos periodos en donde “no pasa nada”, en verdad pasa mucho.
En el año 1989, en los Estados Unidos de América, se firmó el Consenso de Washington. La intención del gobierno norteamericano era que, a través de organismos multilaterales -como el BM y el FMI- se generen cartas de intención en donde se imponen "recetas políticas" que los países de América Latina debían cumplir. Ecuador no era la excepción, al tener deuda con estos organismos financieros, el gobierno de la Izquierda Democrática aplicó al pie de la letra las recetas neoliberales que ordenó el imperio.
En su gobierno, Rodrigo Borja dio paso a los grupos de poder en materia fiscal, y siguió la "sugerencia neoliberal" de los EEUU de que el Estado no debe intervenir en economía. En ese sentido, los empresarios -entre ellos los banqueros- eludieron impuestos, precarizaron a sus trabajadores y se crearon empresas tercearizadoras. Además, los bancos empezaron a tener libertad de acción sin regulación estatal, lo que fue uno de los tantos gérmenes para el feriado bancario.
Por otro lado, la Izquierda Democrática impulsó un plan de liberalización de la economía, dando rienda suelta a los grupos de poder para exportar e importar mercancías sin regulación estatal. En economías como las nuestras, cuando el Estado no interviene, la primera afectada es la industria nacional, y los trabajadores ecuatorianos. Es esa misma línea, Borja facilitó a cientos de empresas transnacionales llegaran al país, en donde tenían la posibilidad de enriquecerse a costillas de los trabajadores, para luego fugar capitales, evadiendo impuestos al Estado. A su vez, en el gobierno de la ID -lo que representa Hervas ahora- se generó una serie de venta de empresas estratégicas del Estado, al más puro estilo de la privatización neoliberal.
Ahora bien, en el siglo XXI la Izquierda Democrática ha ido perdiendo popularidad. No obstante, han seguido ganando curules en la Asamblea y han tenido incidencia en votaciones importantes. Una de ellas fue la campaña ideológica a favor de la Consulta Popular de 2018, misma que generó las condiciones de posibilidad para instalar en el país lo que se conoce como el “trujillato”, que buscaba servir como instrumento para perseguir a los representantes del correísmo -en donde el ejecutivo se ha encargado de designar jueces y manejar el poder judicial del país-.
El 11 de julio de 2017 el presidente Moreno se reunió con los asambleístas de la ID Wilma Andrade y René Yandún, en donde firmaron su alianza para la campaña de la Consulta Popular. Efectivamente, la ID hizo campaña por el sí junto con CREO, el PSC, Unidad Popular y otras fuerzas políticas que cogobernaron con Moreno. Según los representantes de la ID, la Consulta Popular iba a “acercar al país por la senda democrática y se evidenciaría la corrupción incrustada en la administración pública”. El resultado: cuatro años de persecuciones políticas, crímenes de lesa humanidad por parte del Estado, y un gobierno empresarial que benefició a los grupos oligárquicos y financieros del Ecuador.
Asimismo, en mayo de 2020 se aprobó la llamada Ley Humanitaria. ¿Quiénes la aprobaron? En su mayoría, asambleístas del Morenismo, CREO y la Izquierda Democrática. Los llamados social demócratas de la ID jugaron un papel central en la votación, debido a que la bancada de la Revolución Ciudadana y el Partido Social Cristiano (en un intento desesperado de distanciarse del régimen) votaron en contra. En esa dinámica, la correlación de votos estaba equilibrada, por lo tanto, el voto de los partidos que tenían menos representación como Pachakutik y la ID sirvieron para completar la votación de CREO.
En la ciencia política, conocemos a esos acuerdos como pactos de lobbying. Significa que las votaciones en el parlamento no se dan en ese momento, son el resultado de reuniones y pactos entre las bancadas. CREO, el Morenismo y la Izquierda Democrática siempre han sido cercanos. Se preguntarán ustedes ¿qué tiene de malo que hayan votado a favor de la Ley Humanitaria? Pues con esa ley se abrió la posibilidad de la precarización y la flexibilización de los trabajadores, lo que ha coartado los derechos fundamentales de los obreros y ha aumentado las condiciones de pobreza, desempleo y subempleo en el país.
Para 2021 la ID postuló como presidenciable a Xavier Hervas. En la primera vuelta logró alcanzar un alto porcentaje de los votos: un 13%. El discurso de Hervas convenció a gran porcentaje de la población juvenil votante. Además, intentó distanciarse de la política del correísmo y se mostró cauto con respecto a las políticas de corte neoliberal. Empero, el 23 de marzo de 2021 el ex candidato de la ID dio una declaración en donde señala que van a apoyar la candidatura de Guillermo Lasso en la segunda vuelta. Queda en evidencia que la ID tiene clara su línea política hacia la derecha, así sucedió con Borja y se repite con Hervas. En este momento, para la ID es estratégico subirse a la camioneta de CREO, y así tener posibilidades de co-gobernabilidad con el banquero.
¡Que la historia colectiva nos permita recordar el contenido ideológico de la Izquierda Democrática!