La nacionalización del "modelo exitoso" guayaquileño
El miércoles de la semana pasada, el país vivía el más reciente disparate de la oligarquía porteña, encabezada por la actual burgomaestre y discípula política de Jaime Nebot y el febrescorderismo, Cynthia Viteri. En declaraciones que se viralizaron, Viteri aseguraba -casi fuera de sí- que a Guayauil la defendería mil veces, que no permitiría que ningun avión proveniente de Europa aterrice y que invadiría la pista del aeropuerto José Joaquín de Olmedo de ser necesario. Viteri encabezaba así el último episodio de ese fervoroso regionalismo con tintes fundamentalistas tan característico del socialcristianismo, en la misma clave que Nebot cuando se refería que los indios se queden en el páramo. Este incidente posicionó una vez más al Ecuador en los titulares internacionales, al haber negado el aterrizaje de un vuelo humanitario emprendido por España y los Países Bajos en un intento por repatriar a sus turistas en el Ecuador.
A pesar de las reiteradas críticas por parte de representantes y políticxs europexs, al presentarse la obstrucción de una acción humanitaria un atropello a las convenciones en materia de derecho humanitario a nivel internacional, las acciones de Viteri quedaron sin mayor repercusión en el país. La Ministra de Gobierno, María Paula Romo, declaraba un día después, el jueves 19, que: “No es momento de polemizar”.[1] En un acto casi simultáneo a las denuncias, Viteri declaraba por medio de un video que había contraido COVID-19. En el caso de que Viteri instrumentalice el Coronavirus para librarse de la justicia, esta actitud representaría una burla a todas las víctimas del virus hasta el momento.
No cabe duda de que más de dos décadas de un gobierno municipal socialcristiano en el poder en Guayaquil desembocaron en la decimación continua y sistemática de las condiciones de vida de la población en general en el puerto principal. Según el Instituto Nacional de Estadística, Guayaquil es la ciudad que concentra el mayor índice de pobreza a nivel nacional, con un 14,1% en 2018, último año en el que el Estado ecuatoriano publicaba estadísticas económicas.
Con el gobierno de Moreno, este modelo en cierto sentido ha sido nacionalizado en los últimos tres años. Recortes sucesivos en el sector de la salud, la educación y todos los sectores públicos del Estado son la causa de la indefensión y la ingobernabilidad que vive en estos momentos Guayaquil y todo el territorio nacional. En estas semanas, el mundo se enfrenta a uno de los desafíos de mayor monumentalidad en la historia reciente de la humanidad. Ahora precisamos de un Estado y de un Gobierno Nacional que se encuentren a la altura de enfrentar esta crisis múltiple que vivimos como consecuencia de nuestras formas de vida capitalistas, meramente insostenibles en términos ecológicos. El neoliberalismo como fase histórica del capitalismo, parece haber debilitado las instituciones que resultan tan fundamentales en escenarios como al que nos enfrentamos ahora. Tanto en Italia, como en Chile o en Ecuador, las consecuentes privatizaciones y los recortes dieron en el corazón del colectivo, en su integridad y salud física.
Como en países que por un largo periodo de tiempo le restaban importancia a la pandemia, Viteri siguió permitiendo el transporte público en Guayaquil hasta el lunes 23 de marzo. Para ese entonces, de los casi mil casos a nivel nacional, más de 780 casos positivos por COVID-19 se encontraban en la provincia, de los cuales 526 se ubican directamente en la ciudad de Guayaquil. La avaricia de lxs empresarixs porteñxs por mantener a lxs obrerxs en sus fábricas y a lxs empleadxs en las oficinas -sin dotarlxs de la indumentaria adecuada en muchos casos- representa un crimen de lesa humanidad, aupado por el gobierno municipal. En Guayaquil se concentra el modelo neoliberal ecuatoriano por excelencia, representado por élites políticas y económicas blanquizadas, comerciantes y empresarixs que velan por su plusvalía individual ante todo precepto de vida y dignidad humana.
El 21 de marzo, la exministra de Salud Pública, Catalina Angramuño, presentaba su renuncia, denunciando la falta de presupuesto para atender la emergencia sanitaria. Ante estas declaraciones, el Ministro de Economía y Finanzas, Richard Martinez, aseguraba el 23 de marzo que el presupuesto del Estado en materia de Salud Pública para 2020 sería de 3.888 millones USD$. En términos comparativos, este rubro sería mayor en aproximadamente 500 millones de USD$ en comparación al presupuesto del 2019. Sin embargo, en el 2019 este presupuesto se había reducido en 430 millones de UDS$ en comparación con el mismo rubro del año 2018. Así que en términos generales, el Gobierno Nacional no se encuentra aumentando la inversión en salud y disfraza una desfinanciación continua e intencionada del sector de la Salud Pública.
El Gobierno Nacional, al igual que la Alcaldía de Guayaquil, no consideran que la Salud Pública de su pueblo sea una prioridad ni absoluta ni parcial. Viteri se jactaba en 2019 de incrementar el presupuesto municial en salud de 6 a 14 millones de USD$.[2] Este rubro, dividido por los 2.700.000 habitantes que tenía la ciudad en 2019, equivaldría a 5,80$ por habitante. Además, respresenta tan sólo un 2% del presupuesto total de ese año, el cual bordeaba los 816 millones USD$.
Si tanto la Alcaldía de Guayaquil como el Gobierno Nacional pretendieran priorizar la inversión en Salud Pública, no ofrecerían migajas para atender a este sector fundamental dentro de la anatomía del Estado. Los preceptos neoliberales de achicar el Estado, mantener un gasto fiscal al mínimo y el despido masivo a servidorxs públicxs nos está pasando factura.
En la actualidad, ni Guayaquil ni el Ecuador cuentan ni con la infraestructura en materia de salud ni con el margen de asignación de recursos económicos necesario para manejar con éxito la crisis humanitaria que ya representa la pandemia del COVID-19. Esta resulta ser la única explicación posible detrás de la negativa del Ministerio de Finanzas de asignar 63 millones de USD$ para preparativos e indumentaria en el sector de la salud, ante la inminente explosión de la pandemia a comienzos de 2020. Sin embargo, este escenario se confabula de tal manera por criterios que resultan ser enteramente políticos. Entre la sociedad civil se propuso en los últimos días como alternativa a cumplir con los pagos a los créditos a acreedores financieros internacionales, la declaración de impago de la deuda externa con el fin de asignar la totalidad de los recursos económicos a atender la emergencia sanitaria.
Un gobierno que prioriza el pago de la deuda externa contrayendo más deuda antes que la salud de su propio pueblo no se preocupa por su bienestar. Imitar e implementar el modelo existoso guayaquileño a nivel nacional es uno de los grandes logros por los que Moreno entrará a la historia. En tiempos de pandemia, este puede ser un error político de consecuencias inconmensurables. En términos históricos, solo el pueblo salvará al pueblo.
Referencias:
[1]https://www.metroecuador.com.ec/ec/coronavirus-covid-19/2020/03/19/maria-paula-romo-sobre-incidente-en-aeropuerto-de-guayaquil-no-es-momento-de-polemizar.html
[2]https://www.elcomercio.com/actualidad/municipio-guayaquil-inversion-programa-salud.html
Fotografía:
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