Los derechos de las mujeres en un Estado neoliberal
Este 28 de abril y 1 de mayo, se me venían las lágrimas a los ojos por las niñas, las adolescentes, las mujeres y también por la clase trabajadora del país, recordando que desde el 2017 han existido más de 100 leyes aprobadas a favor de la banca, al mismo tiempo de miles de personas desempleadas. Frente a este panorama, inesperadamente se llega a aprobar la causal aborto por violación en Ecuador.
Lastimosamente el panorama político-económico, no se encuentra en concordancia con lo ocurrido, responde a otros intereses y nos obliga a pensar sobre el por qué se ha recurrido a este fallo. Sigue siendo un logro, pero sólo soluciona un problema social, como es el reconocimiento final del derecho de víctimas de violación a decidir sobre si interrumpir un embarazo o no, sin ser encarceladas por ello. A pesar de este logro político e histórico, resulta imposible solucionar de raíz un problema social, sin que esta solución se encuentre acompañada por políticas públicas que fomenten independencia económica y educación sexual integral desde las escuelas, colegios y hasta las universidades.
Es de conocimiento público que la inmensa mayoría de las violaciones suceden en las mismos hogares, cometidos por padres, abuelos, tíos, primos, o personas cercanas a la familia. Al mismo tiempo de que muchas madres se ven obligadas a trabajar más de 8 horas y en la mayoría de casos son cabezas de hogar, no reciben sueldo básico, ni están afiliadas al seguro social como corresponde legalmente.
Miles de mujeres en Ecuador tienen que cumplir con varios roles impuestos por la sociedad: el ser mujer, estudiante, trabajadora y madre al mismo tiempo, cumpliendo en muchos casos con una doble y hasta triple jornada laboral. Por lo tanto, los y las niñas y adolescentes no tienen el cuidado necesario para sus edades y se desarrollan en ambientes violentos, enfrentando a diario el abandono estatal que se ve reflejado en la pobreza y pobreza extrema en la que miles de familias ecuatorianas viven actualmente.
Por lo mencionado anteriormente, la historia tiende a repetirse: no podemos olvidar que es el mismo gobierno antipopular y neoliberal de Moreno-Lasso, el que aprueba el matrimonio igualitario en junio de 2019 y en el mismo año, en octubre 2019, aprueban las medidas económicas neoliberales debido a la condicionalidad contratada por medio de la deuda con el FMI. Recordamos como estudiantes y docentes, a nivel nacional, salían a protestar por los recortes a los presupuestos a las universidades públicas del país. Justo en aquel escenario el Gobierno Nacional se encamina en un nuevo avance en materia de derechos humanos, con el presunto objetivo de redireccionar la opinión pública.
A lo largo de estos últimos 4 años, las bancadas legislativas de CREO, PSC, Pachakutik, Izquierda Democrática y Alianza País, consolidaron el bloque de la vergüenza y traición hacia el pueblo ecuatoriano. Por medio de sus acciones inconstitucionales, llegaron a provocar un levantamiento popular, mismo que fue protagonizado por estudiantes, indígenas, mujeres, trabajadores y transportistas, en rechazo al paquetazo determinado por el gobierno. Este levantamiento se consolida como la primera experiencia de paro nacional que llegaron a vivir las generaciones de los 90. El resultado de la brutal represión dejó muertos, mucha sangre derramada, heridos y heridas, ciegos y ciegas, al mismo tiempo de la militarización el país y el decreto del estado de excepción. Producto de estas movilizaciones y el rechazo popular, el 13 de octubre 2019 se reúnen, el gobierno con la CONAIE con la mediación de la ONU y la Iglesia Católica. En medio de semejante contradicción, se logró la eliminación del Decreto Ejecutivo 883.
En el 2020, ingeniosamente la Corte Constitucional -CC- no se pronunciaba a favor del pueblo, cuando el Ministro de Finanzas solicitaba el recorte a la educación superior, a pesar de enfrentar una crisis sanitaria a nivel mundial. Después de que la CC buscara garantizar el derecho a la educación pública gratuita y de calidad en mayo, imponiendo medidas cautelares en contra del Ministerio de Finanzas, en septiembre de 2020 se publicaba una sentencia que suspendía tales medidas, habilitando efectivamente los recortes a las universidades públicas del país. Finalmente, se redujo el presupuesto en 98,2 millones USD, aumentando consigo los despidos de personal docente, disminuyendo los cupos para estudiantes secundarios y eliminando la posibilidad de continuar con las becas nacionales e internacionales para miles de estudiantes, entre otros derechos perdidos.
En plena pandemia, estas mismas bancadas aprueban la Ley de Apoyo Humanitario, por la cual despidieron a miles a profesionales de la salud, se redujeron sueldos en el sector público y privado, se eliminaron diversos subsidios a las gasolinas, y se precarizó aún más la vida del pueblo, provocando una agudización de la pobreza en todo el Ecuador. Hoy vemos que en pleno 1 de mayo seguimos en confinamiento, sin vacunas para todas las personas en estado de vulnerabilidad, mientras despiden a miles de trabajadores/as, burlándose de ellos entregando entre $5.00 y $20.00 en utilidades, sin respetar absolutamente ningún derecho, dejando a sus familias sin sustento.
En este contexto, no existe asombro alguno por las declaraciones de Guillermo Lasso, al aceptar el fallo constitucional la semana pasada: termina siendo lo mínimo que puede hacer el presidente electo del Opus Dei. Lasso sostiene un discurso en el cual ha defendiendo la vida desde la concepción, tal cual lo hacen su esposa e hijos en las redes sociales como también en su discurso como presidente electo. Tenemos que mantenernos alertas a sus palabras, ya que estas siempre nos han demostrado su carencia de conocimiento no sólo en materia de derechos sexuales y reproductivos sino también al pretender reducir según el un Estado obeso, privatizando en su camino la educación, la salud y multiplicando las olas de despidos en el sector público y privado.
Recordemos una vez más que en términos constitucionales el Estado ecuatoriano es laico, aunque en términos prácticos termine siendo puro show mediático. Por eso, nosotras seguiremos vigilantes durante el gobierno venidero hasta que se cumpla este fallo constitucional y las demás deudas históricas que tiene el Estado con las mujeres. Este logro histórico es de todas y ningún derecho conseguido se ha dado por “buenas acciones”. No nos conformaremos y vamos por más. Los discursos paternalistas, machistas y sexistas nos sirven como recordatorio para que todas y todos rechacemos las leyes neoliberales -capitalistas que jamás han beneficiado al pueblo.
Por último, nos organizamos y seguiremos militando para que todas las mujeres, que sean cuidadoras, madres y además que luchan por la dignidad humana con una jornada laboral demandante de casi 18 horas diarias puedan tener acceso a la salud, a los beneficios de la seguridad social y tengan una vida digna. Estamos conscientes de que en la actualidad un sinnúmero de gente se lamenta por encontrarse en el desempleo: es terriblemente necesario reconocer que tener trabajo actualmente es un privilegio de pocos.
Las mujeres sostenemos la vida y la economía del país y del mundo entero: el cuidado y sostener la vida también es trabajo y en este contexto, las mujeres trabajadoras del hogar siempre han estado en primera línea. Bajo el capitalismo patriarcal, las mujeres somos doblemente explotadas. El trabajo doméstico y la naturalización de los roles laborales reproducen desigualdad, pobreza, brechas salariales y digitales, frente un total abandono estatal. El 1 de mayo no se festeja sino se conmemora la lucha por nuestros derechos para que podamos vivir con dignidad.
Gracias a todas las mujeres que han sostenido los procesos revolucionarios desde las calles y hasta en la Asamblea Nacional, compañeras que trabajan en el periodismo, la educación, la salud, en la defensa de los derechos y en la política desde la lucha de clases y de género para que todas podamos salir adelante. Estas labores se desarrollan tejiendo redes con otras mujeres y recordando las enseñanzas de nuestras ancestras. Gracias por demostrar que no estamos solas y que los privilegios que unas cuantas tienen deben ser derechos para todas: el feminismo será popular o no será.
¡Vivan las trabajadoras, las estudiantes, las mujeres trabajadoras del campo, las artesanas, todas!
¡Viva el 1 de mayo combativo y revolucionario. Por la dignidad, contra el neoliberalismo, la derecha ecuatoriana y la precarización!