La mutilación ocular en Palestina y Ecuador
“Por los valles y los Andes,
libres van los mejores luchadores del campo y la ciudad,
¡Abajo el imperialismo!,
¡Viva nuestra libertad!”
Desde hace algún tiempo, diversos pueblos del mundo han notado que las fuerzas represivas de sus Estados nacionales aplican una técnica común para reprimir manifestaciones: disparar a los ojos. Esta técnica, de terror y control social, se conoce como mutilación ocular y consiste en disparar proyectiles no letales directamente a los ojos de los manifestantes para causar heridas oculares permanentes. Fue desarrollada por el Estado de Israel, utilizando los recursos imperialistas del sionismo, para experimentar sobre el pueblo palestino en el marco de la primera Intifada en 1987 y luego exportarla a otros países, como se vio en los paros nacionales de Ecuador en 2019 (15 heridxs oculares) y 2022.
La existencia parasitaria de Israel en la región lo mantiene en una situación constante de alarma por su supervivencia. Esto ha permitido justificar al Estado israelí para desarrollar e innovar repertorios represivos de tortura, violencia y terror, que complementariamente colabora en contener el avance de la organización popular y revolucionaria comprometida con la liberación nacional de la tierra de Palestina. Una de estas técnicas, como se ha mencionado, es la mutilación ocular. Con los recursos económicos y militares proporcionados por el imperialismo estadounidense, esta práctica fue experimentada sobre el pueblo palestino entre 1987 y 1993, durante la Primera Intifada. Su aplicación era sencilla, las fuerzas represivas debían disparar armamento no letal a la zona ocular del rostro de los manifestantes con el objetivo de generar una lesión ocular permanente. El propósito estratégico de esta táctica era desmovilizar a las masas palestinas que, armadas con piedras, enfrentaban la brutal fuerza del ejército sionista. Las masas palestinas nunca se desmovilizaron.
La mutilación ocular se utiliza deliberadamente para causar daños irreversibles en los cuerpos de los pueblos que luchan, condenando a las víctimas a diversos grados de discapacidad adquirida y esparciendo terror en la sociedad. El simbolismo de poder que opera detrás de esta práctica tiene por objetivo cohesionar a los dominados a la desmovilización a través del miedo y apaciguar así, los episodios violentos que puedan alcanzar un grado más elevado en la lucha clases. La mutilación ocular es un efectivo dispositivo de poder creado por el sionismo para uso de las clases dominantes del mundo. Una vez probados los resultados de esta técnica al final de la Intifada, la práctica fue exportada a varios países aliados del imperialismo estadounidense, incluido Ecuador.
En la experiencia política de nuestro país -desde la burguesía hasta la socialdemocracia- han mantenido relaciones comerciales con el Estado genocida de Israel, mostrando su interés en adquirir entrenamiento, dispositivos y repertorios represivos sionistas para enfrentar contextos de movilización popular. En términos políticos, adaptados a la realidad nacional, el sionismo, alineado con los intereses ideológicos del imperialismo estadounidense, exporta amplios repertorios de represión a múltiples países para que las burguesías nacionales puedan contener eficazmente la agudización de la lucha de clases en sus territorios. Este marco ideológico es crucial para poder vislumbrar realmente la fuerza y dimensión de los enemigos de los pueblos trabajadores del mundo.
Aunque la situación del pueblo palestino y la del pueblo ecuatoriano puedan parecer distantes, en términos políticos compartimos una historia común: la de todos los pueblos oprimidos por el imperialismo. Claros ejemplos de esto son los Paros Nacionales de Ecuador de 2019 y 2022 -y los levantamientos de toda la región en 2019-, donde la aplicación de esta técnica fue generalizada en los enfrentamientos entre las fuerzas estatales y las fuerzas populares. Y que, a modo de conclusión lógica, para el siguiente enfrentamiento de nuestro pueblo del Ecuador contra la clase política dominante actualmente dirigida por Daniel Noboa, nuestros enemigos no dudarán disparar a los ojos para esparcir el terror.
Este artículo, más allá de denunciar la influencia del sionismo en nuestro país y en nuestra región, resalta la seriedad y el compromiso con el que nuestros enemigos asumen su papel en la lucha de clases. Tanto el sionismo, como opresores y usurpadores del pueblo palestino, como la burguesía nacional ecuatoriana, como opresores y explotadores de nuestro pueblo, siguen fieles a los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos. Esta coalición del sionismo y el Estado del Ecuador bajo la dirección ideológica y política de los Estados Unidos es lo que la teoría revolucionaria del proletariado denomina como como imperialismo, nuestro máximo enemigo.
Sin embargo, esta información no es motivo de desesperanza. No se pretende magnificar el poder del imperio, sino por el contrario, resaltar que diversas experiencias de lucha han demostrado que los pueblos trabajadores están logrando enfrentar esta técnica de terror mediante la protección ocular y facial, y a así, continuar la lucha en las calles, ya sea en Palestina o en Ecuador. Nuestro enemigo, la burguesía nacional del Ecuador, seguirá importando las técnicas de terror que el sionismo desarrolla sobre nuestros hermanos y hermanas palestinas. No obstante, en la feroz y continua batalla contra el neoliberalismo en Ecuador, es crucial alimentar y elevar la conciencia política y revolucionaria de nuestro pueblo trabajador y aproximar estos aportes al aspecto anti imperialista de la lucha de los pueblos oprimidos del mundo.