Alfonso Cano, el arquitecto de la paz

05-11-2020 CANO
Jueves 5 de Noviembre de 2020

"Hoy estamos, mañana no estamos. Pero otros muchachos, otras generaciones, otros integrantes del Ejército del Pueblo, empuñaran las armas para seguir adelante. Porque en el fondo de cada uno de nosotros, independientemente de la dureza de la situación de guerra en que vivimos, está la decisión de contribuirle a Colombia para salir adelante."

Alfonso Cano

 

Guillermo León Sáenz Vargas nació en la ciudad de Bogotá el 22 de julio de 1948, en una familia de las capas medias capitalinas, quien sería formado en el exclusivo barrio Santa Barvara, junto a sus cuatro hermanos; inclinado por las ciencias sociales y su influencia ampliamente humanista, éste decidió estudiar antropología en la Universidad Nacional de Colombia para finales de la década de los sesentas.

Fue allí donde elevó su nivel intelectual y político e ingresó a las filas de la Juventud Comunista (JUCO), espacio juvenil del entonces Partido Comunista de Colombia (PCC), donde se destacó por ser un militante disciplinado, convencido de la combinación acertada de todas las formas de lucha, aspectos que lo llevaron a ganar espacios de dirección en la JUCO, donde asumió como dirigente encargado de la secretaria de organización de Bogotá y fue desde esta responsabilidad que logró articularse con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a través de la Comisión de Enlace (CONAL), orgánica que juntaba algunas expresiones del PCC y a la organización guerrillera para la época.

Su actividad como organizador de la Juventud Comunista lo lleva a ser un blanco para los organismos de inteligencia y las fuerzas militares, es entonces que Guillermo es capturado junto a su compañero Moris Ákerman en el año de 1979, donde se le acusaba de pertenecer a la insurgencia y donde dura varios meses en la Cárcel Distrital, tiempo que sería aprovechado por los reclusos comunistas para enriquecer su formación política.

 

El combatiente guerrillero.

Tras sufrir de persecución, hostigamiento y encarcelamiento por sus coherentes ideas comunistas, el estudioso, parrandero y bohemio, Guillermo León Sáenz inicia su vida de combatiente guerrillero en las montañas de la cordillera oriental, por disposición personal y orientación partidaria que se emitiría en razón de preservar la vida de uno de los cuadros políticos más importantes que ha tenido el movimiento revolucionario en el país.

Ya para inicios de la década de los ochentas y a sus 32 años de edad, el destacado militante de la JUCO deja en la ciudad a sus mas cercanos compañeros, familiares, a su esposa y recién nacido hijo para asumir el nombre de Alfonso Cano y emprender una nueva formación político-militar orientada principalmente por Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, quienes para la séptima Conferencia Nacional Guerrillera desarrollada en 1982, propusieron como miembro del secretariado del estado mayor central, al joven bogotano que con acento de "rolo" años más tarde llegaría a comandar la organización guerrillera comunista más importante de los últimos años en el hemisferio occidental.

El guerrillero que combatió con filosofía, como bien lo caracterizo el cantautor fariano Julián Conrado en su canción “Llora la paz”, no solo se destacó por su elevado capital político e ideológico, pues para sus tropas el comandante Cano siempre fue una excelente persona, quien cuidaba de la guerrillerada como un padre cuida a un hijo, así lo expresa Miriam Narváez, quien combatía junto a Alfonso en las filas insurgentes,

"En una de las tantas arrugas de los sagrados Andes, cordillera oriental, en medio del páramo más grande del mundo, nuestro Comandante Alfonso nos mandó llamar para una misión. Nos explicó en detalle de qué se trataba, la importancia, el secreto y las medidas de seguridad. Dirigió su dulce mirada sobre mi pequeña humanidad y dirigiéndose a mi compañero de misión le encargó ayudarme. Teníamos que hacer dos jornadas de marcha por en medio de una quebrada, subiendo y resistiendo torrentes de agua pura y cristalina, pero gélida, entre enormes piedras. -Mire bien las piedras, pise las que no tengan lama-, me decía. -Remánguese bien el pantalón, lo más alto que pueda, quítese las medias, no moje el trapo del sudor. Cuide el equipo y la pistola. Cada vez que salgan del agua, séquese bien, frótese la piel, seque muy bien las botas, póngase medias secas. Así no tendrá problema para seguir al otro día—. Mi mamá no me hubiera hecho tantas y tan precisas recomendaciones. ¿Cómo no quererlo, como no extrañarlo?"

Era una fuerte relación de liderazgo y aprecio la que dejó el filosofo guerrillero, al interior de la tropa, otros cuentan su pasión por el fútbol, sus domingos con radio en mano escuchando los partidos de su amado Millonarios, a quien no dejo de seguir ni en los momentos más duros de la guerra, a ello también se le suman apreciaciones como la de la hoy senadora del Partido FARC, quien cuenta que con Cano se podía hablar de manera fraternal y con lagrimas en sus ojos recuerda lo importante que hacia sentir a la tropa para que se confiara en el mando, como quien dice "el rolo hincha de Millonarios era un lujo de persona", a quien sus camaradas admiraban y respetaban.

 

El arquitecto de la paz.

Alfonso Cano se desataco al interior de las FARC por ser un simpatizante de la solución política al conflicto social y armado que desde hace medio lustro asola al país, es por ello, que es designado como vocal de la organización insurgente para los diálogos entre la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y el gobierno de Cesar Gaviria en inicios de los 90 en Caracas, Venezuela y Tlaxcala, México.

Ante esta cualidad de entendedor y constructor de la importancia social de la paz, uno de sus amigos de militancia juvenil afirmaba hace unos años que esa cualidad de conciliador y dialogador era perenne en la personalidad de Cano, así se refería Lisandro Duque cuando le preguntaron por la actitud de Alfonso, "Guillermo, distinto a Carlos Pizarro, que compraba peleas, era un conciliador" , fue esa personalidad la que lo posiciono como uno de los máximos dirigentes de las FARC-EP, que lo llevo a convertirse en su comandante en jefe trasla caída del histórico Manuel Marulanda.

Es frente a esta nueva responsabilidad que Cano inició conversaciones con el gobierno de Juan Manuel Santos, las cuales se desarrollaron entre los años 2012-2016 y que darían como resultado la movilización política de las FARC-EP, que pasaron de ser un partido en armas a partido legal. Opción de paz que le ha significado al país espacios de mayor participación política del campo popular, anchando a su vez la posibilidad de profundizar el ejercicio democrático.

Pero las cuales han dejado a más de 200 firmantes del acuerdo de paz, asesinados ante la innegable omisión del Estado de prestar las condiciones de seguridad necesarias para la reinserción de los y las insurgentes y que además en el año 2011 a meses de iniciar dicho proceso, dejaba sobre la mesa de dialogo el cuerpo fusilado de Alfonso Cano, quien desarmado, sin sus anteojos y sordo tras el inclemente bombardeo, caía bajo las balas de un Estado que lo había traicionado.

El asesinato de Alfonso en medio de un operativo desplegado por las fuerzas militares en las montañas de la vereda El Chirriadero, en el departamento del Cauca, dejo un vacío de gigantes proporciones políticas para el campo revolucionario del país, pues ese día partía un hombre que es ejemplo de alta moral comunista, que vivió y murió por sus ideas y que construyó un sueño colectivo de paz al interior de la insurgencia colombiana.

 

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