La proeza del sistema educativo soviético
Tras la revolución de octubre en 1917, gran parte de la fuerza organizativa del partido Bolchevique se concentró en articular la logística y acción para la defensa de la revolución durante los siguientes cinco años de guerra civil -donde murieron 7 millones de personas en defensa de la revolución proletaria- pero también y no menos importante, empezó la estructuración del Estado socialista de la futura Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-URSS. Es en este contexto en el que se crea el Comisariado Popular de Educación (Narkompros en ruso) que vendría a ser el equivalente al Ministerio de Educación, como órgano central para la reconfiguración del sistema educativo en la nueva república socialista.
Con la aprobación del Soviet de Petrogrado, son Anatoli Lunacharski junto a Nadiezhda Krúpskaya, quienes asumen la dirigencia del Comisariado. Recuperan del Estado zarista 500 centros, entre administrativos y educativos, vestigio del viejo régimen que había que cambiar por completo, teniendo como fin la construcción de un nuevo sistema educativo, herramienta fundamental para la creación de lxs nuevxs hombre y mujer comunistas –términos acuñados por Marx-.
La construcción de la nuevo sistema educativo de la URSS tiene sus inicios en la Constitución de 1918, especialmente en su rtículo 13 que plantea la libertad de conciencia de lxs ciudadanxs y la laicidad del Estado, la libertad religiosa y de propaganda antirreligosa, estableciéndose de manera definitiva e irrevocable la separación de la religión del Estado –que incluye al sistema educativo-. Por ello uno de los primeros pasos fue dado en 1918, cuando el Narkompros decreta el retiro de la biblia del currículo escolar, para dar prioridad al contenido científico.
Para crear este nuevo sistema educativo Lunacharsksi y Krúpskaya toman el marxismo como base ideológica de una nueva propuesta pedagógica, que concibe a la educación como una herramienta de lucha contra el capitalismo, por la emancipación del proletariado, rechazando ideas sobre una educación neutra y/o apolítica y posicionando a la educación en beneficio total de pueblo soviético y como expresión de la lucha de clases.
El Narkompros -siempre con la aprobación de los organismos del partido bolchevique y de los soviets- empieza su gestión con fuerza, Lunacharski y Krúpskaya resuelven decretar que por obligación revolucionaria, todxs quienes sabían leer y escribir se integraran en calidad de docentes. También se decreta una educación sin discrminación y por primera vez en la historia la prioridad educativa es para lxs hijxs de lxs obrerxs. En 1921 ya se había reducido el analfabetismo al 40%, se duplicaron el número de escuelas y se crearon tres mil guarderías en toda la república -que hasta ese entonces no existían-.
Lunacharski y Krúpskaya también decretan que las escuelas educarían en el idioma local de los 130 pueblos que conformarían la URSS, y para ello se inició un plan de trabajo para generar escritura para 50 idiomas que no la tenían. En 1923 se crearon los Institutos de métodos de trabajo escolar, el Instituto de Lectura Infantil y el Instituto Estatal de Investigación Pedagógica, con el objetivo de desarrollar un línea pedagógica que se ajustara a las necesidades de una nueva sociedad. La línea pedagógica de la educación soviética respondía a: 1. la necesidad de una educación pragmática para acelerar la industrialización; 2. la necesidad de una educación crítica de liberación proletaria que cuestionara abiertamente el capitalismo; y 3. la necesidad de una educación que concibiera las fabricas como centros de desarrollo, pues ya no eran nunca más un entorno de explotación, sino un centro de trabajo para el bien común.
Una vez desarrollado un modelo pedagógico claro ideológicamente -marxista y marxista leninista después- y un sistema educativo fuerte y bien estructurado, se da paso a la democratización del sistema educativo mediante la división del Secretariado en cinco secciones en donde los soviets podían proponer, aprobar y derogar políticas educativas. Estas secciones fueron: Organizativa, de Actividades Extraescolares, Científica, Artística y de Instrucción Social.
Bajo la dirección de Stalin, durante el primer Plan Quinquenal en el 1928, se decretó una urgente prioridad a la educación técnica por la necesidad de industrializar el país, ya que los soviéticos entendieron que era necesario -en primera instancia- garantizar las condiciones materiales de vida de lxs trabajadores, para posterior desarrollar otros aspectos. Para 1932 en el segundo Plan Quinquenal, una vez cumplidos los objetivos educativos y económicos del primero, se da paso a la anhelada transformación que se venía gestando desde 1918: se crearon escuelas, colegios, universidades, bibliotecas, teatros, centros culturales, y para 1938 se anuncia la erradicación del analfabetismo en todo el territorio. Cabe recalcar que la educación técnica del primer Plan Quinquenal permitió que lxs obrerxs ocuparan puestos directivos y de gestión en las fábricas y el estado.
Todo lo mencionado dentro de un contexto de guerra civil (1917-1922) y Segunda Guerra Mundial (1939-1945). A pesar de ello la inversión pública en educación nunca se detuvo, la innovación pedagógica no cesó y las clases no pararon cuando lógicamente miles de estudiantes y maestros debieron sumarse al Ejército Rojo en el peor momento de la guerra, poniendo así en evidencia la fuerte prioridad que la URSS daba a la educación.
El salto cualitativo que dio la URSS en materia educativa fue de tal mangnitud, que configuraría el devenir pedagógico para muchos países en el mundo. Lxs soviéticxs entendieron a la perfección que una educación laica, científica, pública y pragmática es esencial para la transformación social en el socialismo, y es una de las herramientas que permitirá alcanzar el comunismo mediante la formación del hombre y mujer nueva.
Referencias:
Isch L. (2019). Cambiar el mundo para cambiar la educación: la Revolución Soviética y la educación. Quito. Opción Editorial