Mujeres Amazónicas
Incansables, aguerridas y luchadoras, así son las mujeres amazónicas, siempre con sus hijos o nietos en brazos vienen peleando hace décadas en la selva, en medio del inmenso mar verde que es su casa. Ellas inimaginables, muchos años escondidas de la palestra pública; ellas que históricamente se han visto a la sombra de los dirigentes hombres. Decidieron salir a la luz, tomar las riendas de su misterioso destino y hoy tienen nombres, rostros y demandas; ellas que desde la llegada de las petroleras han sufrido en carne propia las más atroces violencias; ellas que viven la dureza de la contaminación en sus territorios dicen: ¡Basta!
El escenario político tiende a ocultar a las mujeres, el pacto patriarcal esconde intencionalmente las demandas y la política femenina. Lo hace a través de la praxis masculinistas donde el discurso obliga la cocina, la lavada de ropa, el cuidado de los niños, siempre detrás de una cultura machista de la cual las nacionalidades indígenas contemporáneas no están exentas.
Sin embargo, ellas hablan en sus comunidades, salen a las calles, y obligan a presidentes y ministros a sentarse a negociar sus demandas. El 8 de marzo de 2018 las mujeres indígenas amazónicas finalizaron un proceso hermoso de empoderamiento y construcción de un nuevo sujeto político, comenzaron con una marcha en el puyo y se reunieron en una asamblea en Unión Base casa de la CONFENIAE donde se gestó el mandato de las mujeres amazónicas, un manifiesto con 22 demandas de sus comunidades, mandato que llegó directamente a las manos del presidente después de una semana de plantón frente a la plaza grande.
El modelo extractivista impuesto hace varias décadas en el Ecuador y potenciado durante la última era del correismo, donde se criminalizó y judicializó a todo aquello que se oponía a las políticas de ampliación de las fronteras extractivas, deja claro el mandato del poder económico capitalista donde poco importan las comunidades y las personas, y mucho importan los recursos que sus territorios poseen.
El sur amazónico del Ecuador resulta ser hoy en día un punto de conflicto de intereses petroleros de enormes dimensiones. La explotación ya en marcha del parque nacional Yasuní, la ya anunciada nueva ronda de “sur oriente” (antiguamente la fracasada XI ronda) avecina una fuerte confrontación entre las nacionalidades indígenas con el poder del Estado, financiado por el capital internacional, que miopemente ve en el área más biodiversa del planeta, solo recursos naturales explotables.
Esta realidad nos da una perspectiva llena de incógnitas donde no sabemos cuales serán las nuevas estrategias de los actores políticos, pero donde tenemos la seguridad que la resistencia crece en dimensiones y capacidades. Donde las nuevas formas de hacer política se hacen a través de saberes ancestrales de las comunidades más remotas, y es vanguardiada por mujeres indígenas, ellas que ponen en cuestión el modelo civilizatorio, patriarcal y extractivista. Ellas están ahí, como siempre estuvieron, presentes, tejiendo sus vínculos, haciendo lo imposible por demostrar al mundo entero que la vida vale más que cualquier recurso y preparando a fuego lento las nuevas formas de hacer política.