El movimiento estudiantil ecuatoriano no debe desvanecerse
En noviembre de 2018, el país fue testigo de cómo los estudiantes universitarios salieron a protestar por sus derechos y porque no se recorte el presupuesto de la educación superior en 145.1 millones de dólares, como lo pretendía el sector ejecutivo, luego de enviar la proforma presupuestaria para el 2019 a la Asamblea Nacional.
El día 14 de noviembre del 2018, estudiantes “auto-convocados” (sin partido político) de la Universidad Central, realizaron una Asamblea estudiantil, en el Paraninfo Che Guevara de la Facultad de Derecho, con el fin de tomar acciones frente al recorte presupuestario que pretendía disminuir el presupuesto para las Universidades Públicas y cofinanciadas. En el marco de esta Asamblea, se habló sobre los ajustes económicos del gobierno de Moreno, que pretendían hacerse en los sectores de salud y educación. También se habló de cómo la “crisis” económica que vive el país, es una crisis auto-infligida para generar zozobra en la población y de esa manera legitimar políticas anti populares. En la Asamblea estudiantil los estudiantes tomaron la decisión de que ante aquella medida de reducción económica al presupuesto universitario, era necesaria una movilización que reclamara los derechos de la juventud ecuatoriana y convocaron a una gran marcha estudiantil para el 19 de noviembre del 2018.
Luego de 10 años de desmovilización, tras el periodo de la denominada “Revolución Ciudadana”, se pensaba que era complejo reestructurar un movimiento estudiantil orgánico, que luchara en contra de cualquier gobierno anti popular. Los estudiantes auto-convocados de la Universidad Central, demostraron en la marcha que, con procesos de politización a los estudiantes, una organización adecuada a la interna del movimiento y objetivos claros de lucha, era posible tomarse las calles de la ciudad y hacer escuchar sus reclamos. Las redes sociales sirvieron para difundir el evento y alrededor de 2000 personas se dieron cita en la Universidad Central y luego se dirigieron hasta el Palacio de Carondelet, gritando consignas como: “Alerta, alerta que camina, la lucha estudiantil por América Latina”, “Pública la recibí, pública la entrego” o “¿Y cómo y cómo y cómo es la huevada, hay plata pa’ los bancos y no para estudiar”.
La movilización del 19 de noviembre logró hacer eco en la prensa nacional e internacional, el mismo día, ministros de estado se reunieron con 20 rectores de las diferentes universidades afectadas con el recorte presupuestario en la Escuela Politécnica Nacional y a puertas cerradas; los ministros ofrecieron a los rectores que no se recortaría el presupuesto para la educación superior.
El martes 20 de noviembre, el diario “El Comercio” publicaba la noticia, y muchos de los estudiantes que se dieron cita a la movilización celebraban dicho acuerdo, sin tener en cuenta que la proforma presupuestaria ya estaba en manos de la Asamblea Nacional y la misma debía ser debatida y luego enviada de nuevo al Ejecutivo con observaciones, para su debida aplicación.
Dicha noticia le restó fuerza al movimiento, los estudiantes auto-convocados realizaron otra movilización el día 30 de noviembre, dirigiéndose hacia la Asamblea Nacional, ya que dicho día se debatiría la proforma presupuestaria para el 2019, la movilización contó con no más de 500 estudiantes, que en comparación con la primera movilización mostraba una reducción considerable. Pese a que la movilización no tuvo muchos asistentes, la presión estudiantil logró que la proforma fuese enviada al Ejecutivo, con observaciones, en donde se pedía mantener el presupuesto para la educación superior.
El sector Ejecutivo, mantuvo el presupuesto para la educación superior, pero redujo el presupuesto para la educación inicial, primaria y secundaria, lo cual afecta a largo plazo a la calidad de la educación superior. Luego de que el presupuesto se mantuviera, no ha habido más movilizaciones desde los estudiantes. La Escuela de Sociología y Ciencias Políticas se ha sumado a otras movilizaciones, como la que se realizó en diciembre en contra del paquetazo que aumentaba la gasolina, o a las protestas por la despenalización del aborto por violación y ya en el 2019, en contra de la violencia machista contra la mujer.
El 2019 será un año clave para la articulación de los movimientos sociales en el Ecuador. Hasta el momento el único movimiento fuerte y que se encuentra en las capacidades tanto organizativas como combativas para liderar luchas sociales, es el movimiento feminista. Los estudiantes universitarios y secundarios del Ecuador deben organizarse de manera conjunta, en donde por vía Asambleas se problematicen las políticas económicas del actual gobierno, para de esa manera articular un discurso más amplio, que esté en capacidad de pelear contra un programa de gobierno neoliberal, y no solo manifestarse contra pequeñas medidas que son el resultado de dicho programa, de manera tal que cuando el gobierno retire la medida, el movimiento estudiantil no desaparezca, tal como pasó con el caso del mantenimiento del presupuesto para la educación superior, que en primera instancia aglutinó una masa estudiantil gigantesca que esperanzaba al más pesimista, pero que con la primera jugada ajedrecista del gobierno se desvaneció en el aire.