Lenín Moreno: al basurero de la historia
El relevo político que se da este lunes por las mismas élites económicas, financieras e industriales vinculadas al mantenimiento en el poder de Lenín Moreno por los últimos 4 años, aparenta atravesar una “renovación” de imagen. Un personaje político que desde el comienzo de su mandato en el 2017 se alió con la banca, condonando a este sector y al industrial e importador un total de 4.200 millones USD como regalo de buena fe, es relevado por un auténtico representante de la oligarquía ecuatoriana: un banquero.
¿Qué significó el gobierno de Moreno en estos cuatro años para el Ecuador?
La carta de presentación del ex vicepresidente de Correa se resume en rasgos generales en: despidos masivos a servidorxs públicxs, flexibilización laboral que favoreció al empresariado con una serie de TROLEs y demás leyes “humanitarias”, la eliminación del 50% del sueldo básico en pandemia, por medio del recorte de la jornada, recortes indiscriminados en salud y educación -más de 1.200 millones en dos años-,privatizaciones -Coca Codo Sinclair, CNT, Refinería del Pacífico, Correos del Ecuador, Ferrocariles del Ecuador, medios públicos, etc.-, y el pago a tenedores de deuda en plena pandemia, con un endeudamiento agresivo e insostenible con instituciones internacionales crediticias. Moreno abrió el camino para la privatización del Banco del Pacífico, con su presunta concesión, interrumpida por la crisis sanitaria. Las medidas de choque contra el pueblo que materializó Moreno, con la legitimación del FMI, el Banco Mundial y el Norte global como garantes de la liquidez del Estado burgués, cobraron una infinidad de vidas que este Estado se llevó antes y durante la crisis sanitaria.
Uno de los pilares fundamentales en el desfinanciamiento y los recortes a la educación pública reside en la reforma a la LOES en el año 2018, misma que redujo la potestad presupuestaria a universidades, al mismo de inducir un desfinanciamiento crónico y estructural. Tan sólo en materia de educación superior, el gobierno recortó más de 100 millones USD en 2020, autorizados en aquel entonces por la Corte Constitucional.
Otra ley aprobada por el gobierno de Moreno, es la mal llamada Ley de la Defensa de la Dolarización, que en realidad de trata de la privatización del Banco Central, colocando en las manos de la banca privada, el diseño de presupuesto para las carteras del Estado, garantizando los intereses de las élites del país. Logrando profundizar aún más el desfinanciamiento crónico de carteras del Estado en lo social. Este podría ser el regalo de Moreno a Lasso, para facilitar la privatización del IESS. La estregia de Moreno, siendo el lacayo por excelencia del Departamente del Estado yanqui, también sentó las bases para la materialización definitiva del TLC con EE.UU. que terminará por destruir la pequeña y mediana empresa del país, así como al sector campesino productor, y beneficiando unicamente a otros de sus grandes amigos: los grandes importadores.
La Consulta Popular de 2018, promovida por Moreno y su desastroso gobierno, y encubierta como una por la lucha anticorrupción, así como utilizando de forma maniquea la protección de niñas y niños y adolescentes, logró desestructurar y finalmente eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS). Implementando un Consejo Transitorio, en alianza con Julio César Trujillo, figura clave en la desmantelamiento del Estado y en el proceso de persecución política y lawfare contra el anterior gobierno y la oposición. También se logró derogar la Ley de Plusvalía, una vez más en complicidad y desde el beneplácito de las élites locales. Tras esta consulta, se ejecutaron al menos 20 reformas al COIP -Código Orgánico Integral Penal-, todas en contra de las mayorías y lo común.
En la misma lógica de reformas y ajustes constitucionales, la prensa privada hegemónica, acólita del poder y el imperialismo, también logró su triunfo con la reforma a la Ley Orgánica de Comunicación. La eliminación de la Supercom como organismo regulador y la negociación con el espectro radiofónico concediendo el 56% del espectro a las radios privadas fueron dos logros centrales de tales reformas. En ese mismo tono, en la noche de ayer, el presidente entrante Guillermo Lasso hablaba de la eliminación absoluta de “la ley mordaza”, y su reemplazo por su propuesta de ley de “libertad de expresión”, al estilo más neoliberal.
En el ámbito laboral, el legado de Moreno se resume en una palabra: precarización. Entre despidos intempestivos en pleno estado de emergencia, la Ley de Fomento Productivo demostró ser una medida precursora de la precarización laboral en 2019, exonerando a empleadorxs al pago de décimos y beneficios. Una vez en pandemia, el gobierno redactó y aprobó una prebenda adicional para la clase empresarial, a pedido de las Cámaras de Comercio del país: la Ley de Apoyo Humanitario, reduciendo los beneficios y derechos de la clase trabajadora, desamparándola frente a la explotación desmedida de la burguesía empresarial a la que Moreno pertenece y defiende fielmente.
Moreno además colaboró con la precarización de la vida de las mujeres y cuerpos feminizados. No solo perpetuando la misoginia como política pública, representada por su propia figura. Ya en julio de 2018, Moreno reforma la Ley para la Prevención y Erradicación de la Violencia de Género en contra de las Mujeres, vaciándola de contenido, y complaciendo así a los grupos ultraconservadores del país, al retirar conceptos importantes cómo género, limitando fuertemente los alcances conceptuales y efectivos de la ley. Así mismo, la desfinanciación del Proyecto para la Prevención de Violencia de Género -con menos de 700.000 dólares de recursos para su implementación- demuestra un desprecio por la vida de las mujeres y disidencias, por parte del gobierno de Moreno. Son llegar a hablar del veto total al Código Orgánico de Salud, que el presidente Moreno ejecutó como favor especial para su amigo oligarca ultraconservador y miembro del Opus-Dei, Guillermo Lasso, y significando otro hito en términos de regresión de derechos de este gobierno saliente.
Respecto a política exterior, el gobierno saliente declaró su irrestricta subordinación a los intereses imperiales de EE.UU., una vez más, casi desde el inicio de la administración de Moreno. Uno de los elementos centrales en el arrodillismo demostrado por la oligarquía y las élites políticas consistió en la entrega de Julian Assange al Reino Unido y a EE.UU. como presente de “buenas intenciones”, tras una permanencia de 7 años en la embajada en Londres. Moreno reprochó en su momento que Assange había sido un “mal inquilino”, negándole tanto la ciudadanía que el mismo había tramitado como sus derechos humanos más elementales.
La salida de Ecuador de la OPEP el 1 octubre 2019, fue la condición y preludio al gasolinazo del 2 de octubre -por medio del decreto 883- y que a largo plazo le permitió liberalizar los precios de los combustibles, encarecer la vida y profundizar la precarización del pueblo. El detonante de la revuelta de Octubre 2019, el cual fue retirado momentáneamente, se materializó como la eliminación gradual y sucesiva de los subsidios a los combustibles y su ajuste a los precios internacionales. Así mismo, y en octubre del mismo año, en tono con sus co-ideólogos y presidentes de América Latina, Lenin Moreno anunció el retiro de Ecuador de UNASUR el 29 de octubre de 2019, por supuestamente ser una plataforma netamente política, un instrumento de los progresismos latinoamericanos. A este evento, que claramente se alineó a los intereses de los Estado Unidos, y en deterioro de los intereses del Sur, le siguió la conformación de Prosur, proyecto propuesto por los terroristas de Estado: Iván Duque y Sebastián Piñera, como reemplazo de la UNASUR, y en un claro intento de marcar la fascistización de la región.
Adicionalmente, en mayo de 2019 se permitía que el “portaaviones natural” de Galápagos -en las palabras del ahora ex Ministro de Defensa Jarrín- sea utilizado para misiones de reconocimiento en la rotundamente fracasada “guerra contra las drogas” emprendida por el imperio yanqui. El gobierno saliente no parece desistir en sus constantes privilegios a las fuerzas represivas, autorizando compras de indumentaria represiva a menos de dos meses de dejar el poder. De ser solicitado, Lasso necesariamente tendrá que reformar la Constitución si pretende propiciar la reapertura de la base de Manta. El entreguismo y la subyugación a los intereses de Estado de EE.UU. se encuentra a la orden del día desde la posesión de Moreno a cuatro años de este 24 de mayo. Moreno pasó a reconocer al autoproclamado Guaidó como presidente interino de Venezuela, presentándose como Estado satélite a las órdenes del imperio. El gobierno de Moreno se encontró así entre los primeros en la región que dio la punta de lanza para demonizar, atacar y aislar a Venezuela con el miserable pretexto de la “democracia”, callando en la actualidad respecto a la digna lucha del pueblo de Colombia y su masacre a manos de Duque. El mandatario saliente felicitaba a Guaidó el mismo día de su autoproclamación, el 23 de enero de 2019. El mismo Moreno, el cual avalaba la dictadura boliviana en un intento de posicionar a la ex dictadora Añez como “presidenta interina” al estilo Guaidó, era elogiado como “demócrata ejemplar” en un foro en Miami dos años después, en mayo de 2021.
La cooperación y la injerencia yanqui en Ecuador se materializó en una multiplicidad de dimensiones con el gobierno de Moreno. En abril de 2018, el Gobierno Nacional iniciaba una reforma policial con la tutela y asesoramiento directo de Washington en el desarrollo de las fuerzas de inteligencia de la Policía Nacional, con capacitaciones en territorio estadounidense. Las tanquetas durante la revuelta de Octubre de 2019, daban la cuenta regresiva en una grabación en inglés, como flamantes representantes del brazo armado imperialista en territorio subyugado. Lenín Moreno, el mismo que felicitaba a la policía y FF.AA. por su “pulcro accionar” represivo y asesino en medio de la revuelta, pretendió en varios momentos dotar a las fuerzas represivas con todo el poder de choque, incluyendo el uso legítimo del arma de fuego, por medio del Acuerdo Ministerial 179 en 2020 y la reforma del COIP en 2021.
En medio de una desinstitucionalización sucesiva del Estado, bajo la recomposición del artilugio discursivo del neoliberalismo, Moreno no solo arremetió brutalmente contra el pueblo en términos económicos, sino que perfeccionó el aparataje ideológico de la ultra derecha. Cimentó el camino para que personajes como Guillermo Lasso triunfaran en el imaginario colectivo, colocando una vez más a la amenaza de la izquierda en el centro de la manipulación emocional de las personas. Moreno enarboló el discurso de la venezonalización en el Ecuador, instrumentalizando los discursos que juegan con la emocionalidad de las personas: el miedo. Como en Colombia y Chile, el presidente saliente logró desplazar las discusiones políticas elementales a un segundo plano, colocando en el centro la disputa ficticia entre correísmo y anticorreísmo, y posicionando la idea que vincula a los progresismo con dictaduras, y a las revueltas populares autoconvocadas, como intentos de golpes de Estado por medio de financiamiento externa del “castrochavismo”
En octubre de 2019, al igual también como en Colombia y Chile en la actualidad, la revuelta se convirtió en un laboratorio para la represión al estilo de la contrainsurgencia, desplegando con creces las nuevas tácticas represivas, aprendidas a partir de la colaboración con EE.UU. en capacitación continua de fuerzas represivas y servicios de inteligencia. Siendo las fuerzas represivas del Estado, las únicas que incrementaron significativamente presupuesto durante su mandato. Moreno volvió a encaminar al Ecuador de vuelta al neoliberalismo, y con mucha seguridad, Lasso perfeccionará la maquinaría de exterminio neoliberal bajo el manto de la banca.
El pueblo recordará a Lenín Moreno como uno de los ex Presidentes más nefastos del Ecuador y la región y uno de sus verdugos. La ultra derecha que actualmente lo enarbola con su discurso hipócrita y vacío de “defender la democracia”, pronto reprimirá la memoria de un personaje político entreguista, desastroso, carente de principios y servil a la oligarquía local y continental. Moreno indudablemente pertenece al basurero de la historia.