¡"Matraca" es feminista!
El neoconservadurismo se reinventa. Esta corriente política y lxs actorxs que la representan, se apropian mayoritariamente de consignas y movimientos de los cuales no forman parte, capitalizando su potencial político con fines electorales. Así, Marine LePen apoya abiertamente el matrimonio igualitario o las luchas callejeras de los chalecos amarillos, mientras, en las altas filas del partido de la protofascista Alternativa para Alemania milita una política abiertamente homosexual. Estos elementos representan las nuevas identidades de la extrema derecha, moldeados para captar a la generación “millennial”. En un mundo supuestamente post-ideológico, las identidades políticas se reconstituyen para adaptarse a los intereses de sus potenciales votantes. Con más razón, resulta contradictorio el hecho de que partidos conservadores apoyen luchas sociales que se enfocan en la reivindicación de derechos humanos, históricamente impulsadas por la izquierda.
Este elemento reconfigura la posición de ciertos actores que buscan perfilarse entre grupos alternativos, jóvenes y políticamente activxs en favor de políticas igualitarias respecto a colectivos feministas y LGTBQ+, en tiempos electorales. En esta dialéctica se ubica uno de los más recientes comentarios de Jaime Nebot "Matraca", autoproclamado “feminista”. Pasamos a revisitar la frase: “Después de la violación en pandilla de Martha y del asesinato vil de Diana y su vástago, sería extraño que quede un hombre, que se precie de serlo, que no entienda y apoye el feminismo, entendido como defensa de la igualdad de los derechos de las mujeres”.[1]
Siguiendo a esta línea argumentativa, se aduce que la violencia machista y patriarcal y las muertes que deja a su paso son un fenómeno nuevo, que con estos dos casos ha despertado la indignación nacional. Se trata de desviar el foco de atención del carácter estructural del patriarcado a dos casos específicos, para solidarizarse de manera superficial e hipócrita con la lucha feminista. Ahora que los aires finalmente están a favor de las reivindicaciones feministas, hay actorxs que querrán buscar el máximo provecho de esta situación. Que un referente de la derecha más reaccionaria del país se apropie de una consigna y lucha históricas, significa que, o ha perdido la cabeza o tiene una estrategia clara de cooptar el movimiento para vaciarlo de contenido, recontextualizarlo y “venderlo al mejor postor” en tiempos electorales, en las palabras del aclamado marketero Jaime Durán Barba.
En un principio, el hecho de que un político se pronuncie públicamente a favor de la lucha antipatriarcal, parecería digno de reconocimiento. Sin embargo, aseveraciones como las emitidas por el caudillo del puerto deben de ser analizadas con guantes de seda y tratadas con un profundo sentido crítico, ya que obviamente contradicen los intereses políticos que representa. Jaime Nebot, superestrella de la oligarquía porteña con aires de presidente se perfila como un (pre)candidato abierto a capitalizar la lucha feminista como principio marketero electoral de captación de votos. No cabe la menor duda que la lucha contra el patriarcado representa, hoy por hoy en el Ecuador, el movimiento social en vías de organización y con mayor poder de convocatoria en las calles. Las marchas del pasado 21 de enero demuestran que en los espacios públicos se perfila y articula la resistencia feminista como una lucha sin paralelas en la actual coyuntura política del Ecuador.
Es necesaria una debida distancia a declaraciones como las enunciadas por Nebot para no dar prestigio a políticxs por apropiarse de una consigna y hacerla suya, mientras este represente un penoso intento de aprovechar el momento y de la manera más oportunista, se posicione junto a los colectivos que han impulsado históricamente estas luchas. Nebot no representa los derechos de las mujeres, ni de lxs trabajadorxs, ni los pueblos indígenas, ni luchadorxs y colectivos sociales en general. Representa el interés económico de grupos de poder que piensan apropiarse del Estado como se apropian de consignas, para repartirse las ganancias generadas por la venta de sus activos y recursos estratégicos como un trofeo. Y solo sería cuestión de tiempo para que Nebot, al igual que Moreno, instrumentalice las más recientes olas migratorias para despertar los sentimientos protofascistas de un sector de la población, el cual, en un análisis reduccionista y facilista, culpa al extranjero de todos los males de la sociedad y no invita a un debido y necesario proceso de autorreflexión y autocrítica, punto de partida fundamental para cambiar el orden de las cosas en la sociedad.
Este discurso, al igual que las consignas de lucha de las que se apropian lxs actorxs que lo reproducen, parece responder a una tendencia global en mayor o menor medida, la cual adviene a un supuesto renacer del Estado-Nación y las ideologías nacionalistas que lo respaldan. No nos confundamos. Una vez que Matraca se encuentre en el poder, el machito del “ven acá para mearte” no se preocupará en lo más mínimo por desarrollar políticas con enfoque de género y que se basen en cambios estructurales. "Matraca" no es Martha, ni lo será solo por escribirse una consigna en la frente. Matraca es patriarcado, nada más y nada menos.
[1]NEBOT, @jaimenebotsaadi, 23.01.19