Sindicatos y patronales defienden la inefabilidad antidemocrática del CPCCS
Sostener que el Consejo de Participación Ciudadana y sus miembros son el resultado de la voluntad popular, y que por lo tanto están facultados a decidir sobre la Constitución es mentir. Son, a lo sumo, el subproducto del proceso de la Consulta y Referéndum de febrero del 2018, ya que representan exclusivamente la decisión del Presidente de la República al conformar las ternas y el muñequeo en la Asamblea Nacional para su selección.
No encarnan de forma expresa, en sí mismo o en sus competencias, un poder supra constitucional legitimado y direccionado democráticamente por la gente. Ellos, como todos los y las ecuatorianas y ecuatorianos debemos someternos a la Constitución de Montecristi, o por lo menos, ese es el discurso formal del Estado burgués de derechos que están desmantelando con vertiginosa impunidad.
Este fin de semana, a través de una acción que llena de vergüenza a la historia del movimiento obrero ecuatoriano, el FUT, UGTE, CEDOCUT, CEOLS y CTE, en un momento de retrocesos de derechos laborales, firmaron, junto a la totalidad de los gremios empresariales, un remitido de prensa que fija postura conjunta, exigiendo unidad de esfuerzos contra la corrupción y la defensa de la reinstitucionalización del país.
Es incomprensible que posicionen este tema cuando estamos a puertas de que los trabajadores sufran la aplicación de los nuevos modelos de contrato que violentan sus derechos, así como que miles de precarizados se vean atados laboralmente a la normalización de esta relación de producción cayendo prisioneros del interés de las patronales, quienes retornan a las viejas prácticas neoliberales. Esto ya no los convoca, ahora, su interés es ser la cola de la oligarquía.
El remitido sostiene que en base al resultado de la consulta popular existe un mandato ciudadano encarnado en Julio César y su pandilla, y que, dudar de la forma como está operando el CPCCS-T, es parte de una obscura estrategia para entorpecer el ya de por si burdo accionar del órgano transitorio. Vergonzoso pero cierto, le dan estatus de constituyente exprés a las decisiones mal dadas de un puñado de fracasos electorales vinculados con la oligarquía.
Con un cinismo inconmensurable las dirigencias y vanguardias se enfocan en normalizar la violación a los derechos constitucionales de toda la ciudadanía, exigiendo al sistema judicial y constitucional que dejen hacer, dejen pasar, ya que no cabe interpretación del difuso mandato popular por parte de quien será evaluado, aunque claro, entre las competencias del CPCCS-T no están el auditar ni a jueces ni a la Corte Constitucional al no ser el órgano nominador.
Encubridores, coautores y colaboradores del retorno neoliberal, sindicatos y viejos partidos de izquierda, nada dicen de la omisión deliberada de los concursos de mérito y oposición en el reglamento para la selección de las nuevas autoridades, o que estas serán elegidas directamente de una terna presentada por el Presidente de la República, eliminando instancias clave de participación ciudadana. Linda reinstitucionalización pretenden los “cuadros diligénciales del pueblo” al entregar a una junta de notables lo que es por legítimo derecho competencia del pueblo.
Mucho nos teme confirmar que la dirigencia clasista de sindicatos y partidos, no es tal, y son ellos, nuevamente, quienes colocan los clavos al ataúd del pueblo, traicionando a quien dicen representar. De forma abyecta asumen la postura elitista de la inefabilidad del Consejo Transitorio, y dándole su apoyo irrestricto a una institución antidemocrática cavan también la tumba de los trabajadores.
Esta es la gran traición que será epitafio del viejo sindicalismo y la izquierda burocrática. La historia los juzgará.
Fotografía: Diario El Universo.