Yaku Pérez: el otro candidato de la derecha

mbm
Lunes 18 de Enero de 2021

A poco menos de tres semanas de las elecciones presidenciales del 7 de febrero, la mayoría de postulantes personifican la decadencia absoluta de la política burguesa y los partidos políticos en el Ecuador. No obstante, el escenario central se enmarca en una contienda entre Andrés Arauz, quien lidera las encuestas, Yaku Pérez y Guillermo Lasso, quienes disputan el segundo lugar.

De Lasso pocas cosas quedan por decir, al final del día, es el claro representante de la oligarquía neoliberal y criminal del país. La candidatura de Pérez merece un análisis más detallado, ya que se coloca como una alternativa electoral en un sector importante del electorado respecto a Arauz y Lasso.

Pérez recoge y representa propuestas ampliamente reaccionarias, que corren entre un ambientalismo liberal y la instrumentalización visceral del anticorreísmo, posiciones que se encuentran latentes entre la pequeña burguesía y  sectores del electorado desencantados de la política tradicional. Sin embargo, toda la imagen que Pérez ha construido es fácilmente desmontable si se realiza un breve repaso por su carrera política y ofertas de campaña.

Desde su elección como candidato presidencial, aparentemente Pérez desconoció la voluntad de las bases del Movimiento Indígena, cuando tomaba la candidatura de Pachakutik, en lugar del binomio Iza – Vargas. Sin embargo, podemos suponer el cálculo político que se realizó al interior del movimiento y el partido, sobre la posible candidatura de este y sus implicaciones en términos electorales.

Vale recordar que la candidatura de Yaku Perez a la presidencia ya se había discutido en el Consejo Político de Pachakutik previo a las elecciones 2017. En última instancia el Movimiento Indígena terminó por aliarse a la candidatura de un dinosaurio político, Paco Moncayo; el resultado fue el llamado abierto de Pérez a apoyar al banquero Lasso.

Dos años después, con el triunfo de este como Prefecto de Azuay en 2019, se consolidaba su nombre como un posible candidato de Pachakutik para las presidenciales del 2021, pese a su tibia y cuestionada participación en el Paro Nacional de octubre de 2019. En ese escenario, para las bases del Movimiento Indígena y gran parte de la izquierda, tanto Iza cómo Vargas resaltaron en su papel de líderes y voceros populares, posicionándose como referentes críticos de las élites del mismo Movimiento Indígena.

Ahora vemos como el cálculo político de quienes controlan Pachakutik -permeados durante décadas por ONGs injerencistas- fue en realidad muy acertado. Cuando retiran el respaldo a la candidatura de Iza-Vargas, reparan parcialmente la imagen “de izquierda” que se había reforzado al rededor del Movimiento Indígena tras octubre de 2019. En su lugar, Pachakutik coloca a Yaku Pérez, abiertamente vinculado a estas mismas ONGs, y suficientemente blanqueado para no ser incómodo para la burguesía, la clase media, entre otros. Pérez se posiciona en los márgenes de la derecha, con la izquierda contra revolucionaria (Unidad Popular, PCMLE) y el ambientalismo liberal, con un proyecto capitalista tapiñado, que expresa una clara coincidencia con el programa de Lasso (la eliminación al impuesto de salida de divisas, reducción del Estado, proyectos privatizadores, etc).

Adicionalmente, Pérez plantea un proyecto plurinacional superficial que pretende constituirse entre los márgenes del Movimiento Indígena, y la pequeño burguesía ambientalista. En este sentido, Pérez se perfila como el candidato que pretende acaparar el 15% de votantes indecisxs, mientras intenta presentarse como una alternativa entre el progresismo y la maquinaria de muerte neoliberal encarnada por el banquero Lasso.

La campaña de Pérez se destaca como una especie de ambientalismo liberal o “greenwashing” -mismo mecanismo usado por grandes empresas y corporaciones capitalistas de limpieza de imagen con enfoque “ambientaista” - ahora aplicado al espacio político. Las corrientes liberales supuestamente ambientalistas, apoyan a Pérez como candidato que combina el liberalismo anticorreísta, pasando por corrientes ultra izquierdistas pseudorevolucionarias, movimientos cercanos al pachamamismo neoconservador, sectores desclasados, y ONGs con financiamiento externo.

La imagen pública de Pérez se constituye en una suerte de binarismo occidental / ancestral, es doctor en leyes y ex abogado minero, al mismo tiempo que se enuncia desde una suerte de indigenismo neoconservador: “ni de izquierda ni de derecha”. Su candidatura se destaca como estrategia acertada para esquivar el racismo latente, posicionar la agenda de las ONGs con el “ambientalismo” liberal capitalista -dispuesta a cotizar agua en Wall Street-, y que sostendría la lógica neoliberal de los últimos 4 años en materia económica, desmantelando aún más al Estado y permitiendo la fuga de capitales al exterior so pena de inversión.

En definitiva, el proyecto político de quienes controlan Pachakutik en estos momentos se plantea como una estrategia de desmovilización del electorado indeciso que posiblemente se decidiría por Arauz, a la vez que pretende aglutinar el sentimiento anticorreísta o su desencanto -como lo hizo Moreno-, constituyendo un claro proyecto contrarevolucionario. A esto se añade que Pérez sigue el mismo discurso de la ultra derecha, el cual vincula el progresismo con la aplicación del “modelo venezolano”, el “fracaso histórico del socialismo y todas las corrientes de la izquierda moderna”.

El elemento central en la próxima jornada electoral definirá el escenario de disputa para los sectores populares y su relación con el Estado. Cuatro años más de neoliberalismo presuponen un quiebre definitivo en la sociedad ecuatoriana, la cual se encuentra en una posición de precarización total, con sus principales referentes organizativos -sociales y políticos- en decadencia. Sumado a lo anterior,  una “izquierda” fragmentada, tanto en términos estratégicos, políticos, como ideológicos, y que en su incomprensión del Estado y la realidad, opta por la atomización ideológica.

En este escenario, Pérez no logrará capitalizar los votos necesarios para una presidencia, por lo que optará por sumarse a Lasso en su visceral anticorreísmo, cómo lo ha hecho anteriormente. De su lado tiene a lo más reaccionario de la “izquierda”, a los sectores más ambiguos y peligrosos del ambientalismo liberal oenegero, y a la pequeña buerguesía. Pérez se coloca en la lucha de clases en el bando del adversario del pueblo. Que no se olvide quien es realmente Yaku Pérez.

 

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